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~ El día perfecto, arruinado ~

Esa mañana de Sábado era simplemente perfecta. 

No hacía mucho calor, había pocas nubes y todo parecía estar de su lado, como si los planetas se hubieran alineado para que puedan disfrutar de su día sin complicaciones.

Era tanto el buen humor de la pareja que decidieron invitar a Willy y Vegetta a su casa, para tomar algunos tragos y practicar del deporte que tanto empezó a apasionar a Alex desde que consiguió un avión: El paracaidismo.

Sin embargo, y aunque se lo estaban pasando bien, el dúo amante del verde y el morado no quisieron participar de la actividad de riesgo en ese momento, por lo que se quedaron el la sala de la casa de "Staxby" a tomar algunas bebidas refrescantes, esperando que los dueños de casa aterrizasen justo en el tejado.

Fue debido a ese plan que se sorprendieron al escuchar la puerta ser golpeada.

Se miraron entre ellos y, finalmente, se acercaron a ver de quién se trataba, aunque no llegaron a abrirla pues, de un momento a otro la entrada simplemente explotó.

Se abrazaron para protegerse el uno al otro del humo y los pequeños trozos de pared que volaban. Para cuando todo eso finalmente se disipó, ambos pudieron reconocer la figura de un amigo al cuál no habían visto en mucho tiempo: Fargan.

— ¿Qué hacéis vosotros aquí? ¿Dónde están los dueños de casa?— Comenzó a preguntar rápidamente y con desesperación.

— ¿Para qué los quieres, tío? ¿Qué cojones te pasa? Hace mucho que no te veíamos, estás bien?— Intento dialogar el albino, mas el recién llegado se notaba a leguas que no tenía ganas de simpatizar con nadie en ese momento.

Además, mientras hablaba, el chico intentó acercarse a quién, alguna vez, consideró su mejor amigo, queriendo abrazarlo. Le había extrañado pero nunca había tenido tiempo suficiente como para ir a visitarlo o, a lo mejor, si lo tuvo, pero siempre ponía excusas, priorizando nimiedades. 

Pero, igualmente, se sorprendió cuando, en lugar de ser correspondido en un cálido gesto de cariño, fue abofeteado, terminando en el suelo a unos cuantos metros de lo que parecía ser un monstruo.

— ¡¿Pero que cojones te pasa, Fargan?!— Gritó, desesperado, Vegetta mientras corría a ver el estado de su novio.

De pronto, el par de enamorados vio como el chico comenzó a entrar, analizando el lugar y esquivando los escombros de su propia destrucción, siendo seguido por dos pequeños pingüinos. 

En ese instante, no entendieron absolutamente nada, pero un escalofrío recorrió ambos cuerpos. 

Algo no olía bien.

【𝚌𝚘𝚖𝚎 𝚋𝚊𝚌𝚔 𝚠𝚒𝚝𝚑 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚜𝚒𝚝𝚢】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora