Capítulo XI

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Cápitulo XI, ya no hay vuelta atrás...

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Capítulo 11

Me quedé bloqueada en la puerta mientras las lágrimas no dejaban de anegar mis ojos. Sollozando al igual que una niña corrí lo más rápido que pude hacia el establo, Otto me miró como si hubiese visto un fantasma pero no dijo nada. Saqué al caballo de su cuadra y me monté emprendiendo la marcha hacia la casa. Otto me gritó pero no entendí nada de lo que decía, en ese momento solo deseaba llegar allí e impedir que Thomas hiciese una locura, realmente temía más por su vida que por la de James. Seguía habiendo mucha niebla y no podía ver más allá del camino que pisaba. El viento secó mi cara mojada por las lágrimas.

No vi el carruaje de Thomas por ninguna parte, iba mucho más adelantado que yo. Cabalgué todo lo rápido que me permitía el caballo, creo que tardé incluso menos que la noche anterior.

Cuando estaba llegando pude ver como el carruaje se detenía, llegué justo cuando estaba bajando. Me bajé del caballo incluso antes de que parase y me interpuse entre él y la puerta; saltaban chispas de sus ojos mientras me miraba fijamente, yo en cambio le rogaba con los míos que no lo hiciese.

—Apártate Emily, no intentes defenderle. Estas tan ciega que no te has dado cuenta que solo quiere aprovecharse de ti —sus palabras salían disparadas como balas contra mí, todos me tomaban por una ingenua y ya estaba cansada.

—No soy tan tonta cómo crees Thomas. Quien ha intentado aprovecharse de mi has sido solo tú —le culpé con rabia.

—No te lo diré más veces, ¡aparta! —me gritó mientras me cogía de la cintura y me apartaba a un lado. Los caballos estaban nerviosos, notaban la tensión que se estaba produciendo en aquel lugar.

Thomas sacó la pistola del bolsillo y avanzó despacio hacía la puerta. Todo estaba en silencio, James ni siquiera se había dado cuenta que estábamos allí. Pensé en el sitio donde menos podía dar el sol y ese era el sótano, por lo tanto debía estar allí durmiendo. Recordé las puertas de madera que se encontraban en la parte de detrás de la casa situadas en el suelo y que también conducían al sótano. Dejé a Thomas entrar en la casa y corrí hacia la parte de atrás. Me acerqué a la entrada que estaba cubierta de jaramagos y malas hierbas, las aparté con la mano pero un gran candado las cerraba. Escuché golpes dentro, como si estuviese dando patadas a los muebles, mientras gritaba y maldecía a James, eso me enfureció aún más. Debía buscar la forma de romper aquellas puertas, me puse a dar vueltas por el terreno en busca de algo que sirviese para romperlas, hasta que finalmente di con una gran piedra, intenté cogerla pero pesaba demasiado.

La levanté como pude y la dejé caer sobre una de las puertas. Tuve que repetir esa acción un par de veces más para romperla. Aquello alertó a Thomas que salió por la cocina y me vio con la enorme piedra en la mano, se acercó como alma que lleva el diablo y me la quito arrojándola a un lado.

—¿Estás intentando encontrarle antes que yo? ¿O es ahí donde se esconde ese bastardo? —Me miró con asco y de una patada termino de romper la puerta—. James si estás ahí más vale que corras, porque voy a volarte la cabeza —advirtió mientras comenzaba a bajar las escaleras que conducían al sótano.

Macabra Tentación - 1.El Vínculo (¡¡subida de nuevo!! A la venta en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora