Capítulo X

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Y llegó el cápitulo X, espero que os guste como van encajando las piezas ;)

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Capítulo 10

Atravesé a toda prisa el camino que me llevaba de vuelta a Londres, el frío era más intenso que anoche y sentía mis ropas acartonadas por la sangre seca. No había ni un alma en las calles así que supuse que al menos debían ser las cinco de la mañana, seguí cabalgando a toda velocidad mientras el temor a ser descubierta corría libre por mi cuerpo. Giré la esquina que daba a mi calle y aminoré el paso, cuando faltaban pocos metros para llegar me bajé y conduje al caballo hacia la puerta trasera de la casa por donde había salido anoche. Abrí la pesada puerta de hierro que había dejado abierta con toda idea, entré dentro y la cerré. Caminé hasta el establo, no había nadie allí aún, encerré al animal en su cuadra y me dirigí a la puerta de la cocina, estaba cerrada pero sabía que escondida sobre el marco de la puerta había una llave, hacía años que estaba allí, lo sabía porque yo misma la coloqué. Era una llave de repuesto por si Doris se dejaba la suya, solo sabíamos de su existencia mi padre, yo y Doris. Deslicé la mano por el marco polvoriento de la puerta hasta dar con ella. Vi mi reflejo en el cristal de la puerta, tenía una pinta horrible... me sentía como una fugitiva que volvía después de mucho tiempo sucia y polvorienta.

Abrí la puerta todo lo despacio que me fue posible para no hacer ruido y volví a depositar la llave en su lugar. Todo estaba a oscuras, cerré la puerta y atravesé la sala, no pude evitar fijarme en el piano lleno de fotografías y esbocé una sonrisa, aún no me podía creer todo lo que había pasado esa noche. Me sentía tan libre... pero sobretodo dueña de mi vida después de mucho tiempo. Seguí caminando de puntillas, en el hall no había nadie tampoco, me fijé en el reloj de pie y eran las cuatro y media de la madrugada antes de lo que había supuesto. A través de la ventana se filtraba la suficiente luz para no tropezar, subí corriendo las escaleras y cuando al fin entre en mi habitación me sentí a salvo. La puerta del balcón de nuevo se encontraba abierta, instantáneamente pensé en James, me acerqué a cerrarla y sobre la mesa de piedra de la terraza había una rosa roja al igual que el día anterior, sonreí mientras la cogía y olía su intenso perfume. Era increíble estar enamorada, ningún sentimiento podía compararse a aquel. Cerré la puerta y deposité la rosa sobre el tocador junto a la otra. Me deshice rápidamente de la ropa sucia y la metí echa un ovillo en el fondo del armario, por la mañana me ocuparía de ella. La enterraría en el jardín en algún lugar apartado donde nadie pudiese encontrarla. Me puse el camisón y me acosté dispuesta a dormir unas horas antes de que Thomas volviese y todo se complicase, no sabía ni por donde debía empezar para contarle tan difícil decisión. Conocía su reacción ante las cosas que le disgustaban y una parte de mi sentía miedo por lo que pudiese decirme o hacerme, aunque las palabras podían ser incluso más hirientes que los golpes. Caí rendida, no recuerdo cuando me dormí.

Cuando desperté retiré las cortinas de la puerta y pude ver una espesa niebla que apenas dejaba ver más allá de la entrada principal, podía sentirse la humedad del día en el suelo de madera bajo mis pies, Doris apareció a los cinco minutos de haberme despertado, entró con el desayuno en una bandeja y la depositó sobre la cama.

—Buenos días señorita —Ni siquiera me giré para saludarla, seguí mirando por la ventana.

—¿Sabe si ha llegado ya Thomas? —le pregunté, el tono de mi voz denotaba mi estado de nervios, aunque intenté disimularlo.

Macabra Tentación - 1.El Vínculo (¡¡subida de nuevo!! A la venta en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora