❤️Capítulo 17❤️

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NARRA SAMANTA

Estoy en una escena de película, de esas en la que la protagonista se encuentra entre la espada y la pared, donde tiene que decidir entre dos hermosos chicos que esperan impacientes por saber a cuál escogerá. El pequeño problema es que no soy una actriz preparada para estos momentos llenos de presión, soy una chica muy impulsiva que actúa sin pensar y con nula experiencia en situaciones similares. En los pocos momentos de presión en los que he tenido que tomar decisiones importantes, siempre termino tomando la peor de las opciones, por esa razón en esta ocasión trataré de pensar antes de actuar.

Hay dos opciones, por un lado está Manson, un chico alto, musculoso, de cabello blanco, con tatuajes y perforaciones en varias zonas de su cuerpo; por el otro lado está Tanner, un chico que también es alto y musculoso, pero su cabello es rubio, usa anteojos de vez en cuando y al cual le está empezando a temblar la mano mientras espera a que yo la tome.

A uno lo conozco hace varios años y lastimosamente creo que aún siento algo por él, y al otro lo conozco hace solo unas pocas semanas, sin embargo, ambos me han hecho llorar en varias ocasiones —aunque tienen sus razones, supongo —, pero, hay algo en este mismo momento que hace que los vea muy diferentes. Uno de ellos me está tomando de la mano y prácticamente me está ordenando que vaya con él, mientras el otro lo ha pedido amablemente y espera a que yo misma lo decida y tome su mano, sin importar la desesperación e impaciencia que su mirada refleje, ha optado por respetar mi libre albedrío y eso es un gran punto a su favor.

Pero, ¿qué se supone que haga?

Creí que Tanner no me quería cerca suyo, pues eso lo dejó muy en claro hace unos minutos. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión tan repentinamente?

—Sam, se nos hace tarde —habla Manson, tomando mi mano con más firmeza y halando de ella un poco haciendo que dé un paso hacia él.

Mis ojos viajan hasta su rustro y puedo ver la enorme sonrisa que hay en en este, su sonrisa refleja seguridad y un poco de superioridad. Es como si estuviese seguro de que iré con él, como si no existiera la posibilidad de escoger a Tanner en su lugar, y el agarre de su mano me lo confirma, está totalmente seguro de que saldré con él. Y bueno, ¿qué puedo decir con respecto a eso? La verdad es que sí quiero salir con él y divertirnos como solíamos hacerlo, además, esa sonrisa de seguridad en su rostro le queda hermosa, no obstante, algo en mi interior me pide a gritos que no vaya con él.

¿Por qué?

Desvío la mirada hasta que mis ojos se encuentran con los profundos ojos azules de Tanner, los cuales me miran fijamente. Es difícil describir lo que su mirada refleja, parece ser impaciencia, nervios, súplica, miedo e inseguridad; es muy confuso, podría jurar que me pide a gritos que tome su mano, sin embargo, no lo hago, pues estoy teniendo una lucha interna con mi orgullo.

«¿En serio, Sam? ¿Ahora sí tienes orgullo? ¿Dónde estaba ese orgullo cuando andabas suplicando por su perdón?», me reprende mi conciencia.

Es irónico. Hace unos minutos era yo la que le suplicaba y era Tanner el que me rechazaba, y ahora los papeles se han invertido. Él me suplica y extrañamente soy yo la que no quiere ir con él, aunque una pequeña parte de mí desea desesperadamente tomar su mano mi orgullo me lo impide.

Perro Rabiso, ¿algún día vamos a estar de acuerdo en algo?

Creo que eso de pedir perdón y andar suplicando no es lo mío. Este trabajo se pone cada vez más difícil.

La mano de Tanner parece cansarse de estar extendida, por lo tanto, este decide bajarla y meterla en uno de sus bolsillos del pantalón. Su expresión es seria y refleja gran decepción, sus ojos permanecen conectados con los míos pero después de unos pocos segundos desvía la mirada, suelta un pesado suspiro, sacude la cabeza en forma de negación y luego, simplemente se da media vuelta y se aleja caminando hasta desaparecer de mi campo visual.

¿HOMOSEXUAL? Where stories live. Discover now