❤️Capítulo 13❤️

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Recuerdos confusos.
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NARRA TANNER
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¿Alguna vez han sentido como si un elefante estuviese saltando en su cabeza?

Pues es así como me siento justo ahora. A pesar de que intento continuar durmiendo no puedo, me duele la cabeza, el rostro, el cuerpo y básicamente todo. Siento como si una manada de elefantes hubiesen pasado sobre mí sin piedad y apenas logré sobrevivir. Quiero creer que tuve un mal sueño y que el dolor es parte de él pero no, el dolor es real, muy real.

La luz entrando por mi ventana empieza a ser muy incomoda y aunque no quiero levantarme, conciliar el sueño se me está haciendo imposible por lo cual decido abrir los ojos.

Mis párpados empiezan a abrirse con dificultad pero uno de ellos no se abre en su totalidad. Intento abrir mi ojo izquierdo por completo pero un intenso dolor se hace presente al hacerlo. Instintivamente llevo mi mano a mi ojo y compruebo que no solo me duele allí, sino que mi mejilla también está sensible.

Dejo de palpar mi adolorido rostro y me acomodo en la cama mirando el techo. Un asqueroso olor llega a mis fosas nasales haciéndome fruncir el ceño e que intente buscar de dónde proviene, pero minutos después me doy cuenta de que viene de mi cuerpo.

Que asco.

Me siento en la cama y palpo mi pecho logrando sentir algo pegajoso en él por lo cual hago una mueca de fastidio. Caigo en cuenta de que no tengo camisa lo cual es normal porque acostumbro a dormir así, pero, una loca idea viene a mi mente al observar mi ropa tirada junto a la cama, y por ropa me refiero a mis pantalones, camisa y zapatos. Con la mirada intento buscar mis bóxer pero no los veo, sin embargo, eso no quita aquella loca idea de mi mente.

Observo muy nervioso la cobija que cubre mi cuerpo de la cintura para abajo, con mis manos un poco temblorosas tomo el borde de esta y la alzo lentamente para luego soltar un gran suspiro de alivio.

No estoy desnudo, o almenos no en su totalidad. Aún tengo los boxer puestos, eso es buena señal, ¿no?

Muy desconcertado me vuelvo a acostar en la cama mirando el techo mientras intento recordar lo que pasó anoche. Lo poco que recuerdo fue estar en la fiesta de la víbora que tengo por vecina y recuerdo haber tomado una cerveza con Sam y...

Más recuerdos vienen a mi mente pero todo es muy confuso. Veo imágenes borrosas y escucho risas y voces distorsionadas pero nada es claro. Hago otro intento por recordar pero eso hace que un punzante dolor en mi cabeza se haga presente por lo que me doy por vencido.

Cierro mis ojos y suelto un pesado suspiro cargado de frustración —¿Qué rayos pasó anoche? —me pregunto a mí mismo mientras medito en aquellos vagos recuerdos.

—¿No lo recuerdas?

Me sobresalto al escuchar esa repentina voz, me siendo en la cama de golpe y busco al intruso con la mirada. En pocos minutos logro encontrarla, está sentada en una silla, en pijama y mirándome con sus brazos cruzados sobre su pecho.

Sam, mi pequeña pesadilla.

—¿Qué haces en mi habitación? —reclamo con el ceño fruncido pero ella solo se ríe.

—Justo te iba a preguntar eso. ¿Qué haces tú en mi habitación?

Esas palabras me confunden por lo cual desvío la mirada de aquel duende y observo todo el lugar haciendo que la confusión en mí aumente.

—¿Qué hago aquí?

—Eso te acabo de preguntar —comenta y yo vuelvo a poner mis ojos en ella —¿Por qué rayos te pasaste a la madrugada?

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