❤️Capítulo 25❤️

162 24 45
                                    

¿Es posible arrepentirse de haber hecho algo con lo cual se sintieron completamente felices?

¿Es posible que después de haber pasado la mejor noche de la vida, se quiera salir corriendo la mañana siguiente?

¿Es posible estar llorando y no saber si es de felicidad o todo lo contrario?

¿Por qué si se sabe que algo es completamente imposible, siempre queremos intentarlo sabiendo que jamás funcionará?

¿Por qué lo prohibido siempre es más intenso?

Tantas preguntas y tan pocas respuestas. La única conclusión es que el ser humano siempre actuará impulsado por sus sentimientos, sin importar qué tan fuerte pueda ser la razón y qué tan grande las consecuencias de dichas acciones. Como animales que viven según sus instintos, los humanos viven de acuerdo a sus emociones.

Sam no sabía qué procedía después de lo de anoche. ¿Qué se supone que le diga a Tanner cuando despierte?

No soportó la idea y se levantó de allí con cuidado. Buscó su ropa pero no la vio por ningún lado. Lo único que logró distinguir, fue la camisa de Tanner. No lo pensó dos veces para ponérsela y salir de la carpa a tomar aire.

El fresco césped acarició sus desnudos pies.   La hizo estremecer. Caminó lentamente alejándose unos pocos metros de la carpa y acercándose a una roca para sentarse en ella. Miró el cielo azul y las blancas nubes que se movían lentamente sobre ella. Limpió el rastro de lágrimas que yacía sobre sus mejillas y soltó un pequeño suspiro.

—Estoy loca —se dijo a sí misma.

Las preguntas no dejaban de dar vueltas en su cabeza. Quería gritar de impotencia.

Lo correcto era hablar con Tanner, aclarar que todo fue un mal entendido y que nada de eso debió pasar. De esa manera ambos seguirían con su vida y ella podría terminar su verdadero trabajo en ese lugar. Pero eso no es lo que ella quería.

El simple hecho de imaginarse fingiendo que no sentía nada por Tanner, le partía el corazón. No podía hacerlo y menos ahora que sabía que el sentimiento era correspondido. Quería intentarlo, permitirse quererlo y sentirse querida por él. Quería poder disfrutar de más mañanas despertando a su lado, pero ¿y Diego?

¿Que podría pasar si Diego se daba cuenta de ello?

¿Realmente dejaría morir a su mamá?

¿Diego podría llegar a ser tan despiadado?

¿Valía la pena arriesgar tanto por un chico?

—Sam, ¿estás bien?

Una voz ronca a sus espaldas la sacó repentinamente de sus pensamientos. Se giró sobre su propio eje para mirarlo, y allí estaba. Caminando con sus pies descalzos, con una pantaloneta, sin camisa y con su rubio cabello despeinado, mirándola con curiosidad.

—Buenos días —fue lo que ella respondió a su pregunta.

Tanner llegó hasta ella, se inclinó y dio un inesperado beso en sus labios. Sostuvo sus mejillas y le sonrió de lado.

—Te ves hermosa con mi camisa —le coqueteó, y ella inmediatamente se ruborizó —. ¿Dormiste bien? ¿Tienes hambre? ¿Quieres que te prepare algo de comer? —le preguntó, soltando su rostro para tomarla de la mano.

Sam no era capaz de decir nada más. Era demasiado bueno para ser real. Tenía miedo, de hecho, tenía mucho miedo de lo que pudiera pasar por haberse pasado de los límites que Diego había puesto.

—Sam, ¿qué te pasa? ¿Te arrepientes por lo de anoche? ¿No te gustó?

—No es eso... —susurró.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 21, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿HOMOSEXUAL? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora