Capítulo 14

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Tauriel observo cuidadosamente a Anrod.
Lo había visto entrar a la sala de trono, con la cabeza alta, pero también lo había visto salir con los ojos apagados y las manos nerviosas.
¿Que pasaba?
Se acercó al elfo por detrás y le toco un hombro.
Anrod se volteó sobresaltado, pero se relajo cuando vio los ojos verde bosque de la elfa.
-Aiya, Tauriel- la saludó Anrod débilmente.
Tauriel le intentó sonreír, pero no pudo.
-¿Que tienes?- le pregunto preocupada.
Anrod suspiro y le extendió un pergamino de papel.
La hija del bosque lo tomó y lo desenrolló cuidadosamente.
Luego leyó el contenido.
Sus ojos se fueron abriendo poco a poco, y sus manos temblaron ligeramente.
Bajo el papel y se lo entregó al elfo.
-¿Tu...?- le trató de preguntar, pero Anrod le respondió antes.
-Si. Tengo que-.
Tauriel suspiró y asintió.
Anrod la tomo entre sus brazos y la abrazó débilmente.
-Volveré, no te preocupes- le susurró al oído, dandole un pequeño beso en la mejilla.
Tauriel asintió.
-Volveré contigo-

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Tauriel observó como el bosque se tragaba a aquél jinete, y nunca lo dejó de ver hasta que se lo tragó la espesura.
Luego se volvió y camino hacia el interior del Reino, tratando de volver sus pensamientos a sus labores cotidianas.
Bajó a los establos, con la esperanza de poder distraerse si cuidaba un poco de su caballo, a pesar de saber que ese había sido el último lugar en el que el había estado.
Se acerco a Liesna, su caballo castaño, y le comenzó a acariciar el lomo, al tiempo que murmuraba palabras en la lengua de los elfos.
Cepilló el cabello del animal, cantando para si misma, y tan absorta estaba en sus pensamientos, que no se dio cuenta de la figura que se acercaba a ella, jalando también un caballo.
-Tauriel- la llamó la melodiosa voz del príncipe de los elfos.
La hija del bosque se volteó sobresaltada, dejando caer el cepillo al suelo, y dejando de cantar de repente.
-Milord- lo saludo poniéndose en posición de firmes y con una inclinación de cabeza.
Legolas alzó los ojos y se acerco al compartimiento vacío a un lado de Tauriel.
-Sabes que no es necesario que me hagas la reverencia, Tauriel.
Tauriel levanto la mirada y sonrío.
-Usted también debería saber que no es necesario que limpie su caballo.
Legolas le sonrió también.
Pero ligeramente.
Había visto como Anrod se iba, y como Tauriel se quedaba mirando.
Sabia que eran algo mas que amigos, y eso le dolía.
-Tauriel,- la llamó. La hija del bosque se volteó de nuevo y lo miro.
-¿Sabes que es probable que no vuelva, verdad?- le dijo mirándola a los ojos.
El semblante de Tauriel se ensombreció y asintió.
-Lo se. No es necesario que lo repitas- le contesto fríamente.
La elfa se volvió a voltear pero Legolas volvió a reclamar su atención.
-Nunca nadie ha vuelto, Tauriel- le insistió -, y es probable que el no lo haga.
Ante esas palabras, las lagrimas que Tauriel tanto había contenido, por fin brotaron de sus ojos.
Había explotado.
-¡¿Y que que quieres que haga, Legolas?!- le gritó -¡Yo nunca decidí esto! ¡Yo nunca quise que se fuera! ¡Nunca!
Legolas retrocedió unos cuantos pasos. La miro en forma de disculpa, pero los ojos de ella solo reflejaban ira.
-"¿Vas a perder la esperanza en él? ¡Bien! ¡Por que yo no, y voy a esperar a que vuelva!
¡Y lo va a hacer!"
Dicho esto, Tauriel salió de los establos dando un portazo, ignorando por completo las disculpas de Legolas.
Se dirigió a toda prisa hacia la Puerta Sur y la atravesó.
-Que alguien cubra mi turno- le indico a un joven guardia. Este asintió.
Luego, Tauriel se interno en el bosque, que la recibía con los brazos abiertos, mientras el sol se ocultaba y las primeras estrellas aparecían en el cielo.

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Hola a todos!
Bien, creo que este es el penúltimo capítulo, y espero que estén disfrutando.
Espero poder acabar la historia para antes de este fin de semana, asi que estén al corriente.
Esta parte va para LegolasHojaverde , por que me insistió en seguir escribiendo y le prometí que subiría algo hoy.
Namárië!

Hija del BosqueWhere stories live. Discover now