Uno

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La oficina de Desarrollo Estudiantil estaba mucho más vacía de lo que Marco había esperado. Eran las ocho de la mañana de un día lunes y la única persona que vio al entrar fue a la secretaria, la mujer tecleaba algo en su computadora y al verlo sólo le indicó que tomara asiento. A los pocos minutos llegó una chica con una carpeta anaranjada que esperó al otro extremo de la habitación, y así poco a poco llegaron más estudiantes que necesitaban ayuda.

Aún faltaba una semana para que las clases comenzaran oficialmente, pero pronto se abriría el proceso de matrículas y era la primera vez que Marco se hacía cargo del papeleo y de todos los asuntos administrativos. Sabía qué hacer y cómo hacerlo, eso no era lo que le preocupaba, lo que lo había mantenido inquieto durante el último mes de verano era el sutil castigo que le habían impuesto sus padres.

Todo el asunto le recordaba demasiado a lo que habían hecho con Laura, su hermana mayor, cuando les contó que estaba embarazada "Te vemos un poco perdida, pero ahora eres una mujer. Maneja tu vida" Lo que esa frase implicó fue que la dejaron decidir, pero cuando ella decidió algo que no les gustó tuvo que irse. Así que cuando Marco escuchó la misma frase dirigida a él supo lo que se acercaba, y la primera prueba tangible fue la materialización de ese "Maneja tu vida"

-Marco Valenti.- escuchar su nombre lo trajo de vuelta a la realidad.

-Sí.- asintió levantándose.

Entró en la oficina de la consejera estudiantil con la cabeza cargada, pero se distrajo viendo lo acogedora y elegante que era, un escritorio de madera gruesa y oscura, sillas de tela suave, cortinaje beige y lámparas de pie clásicas. Todo en aquella oficina gritaba lujo y comodidad, por lo que Marco no pudo evitar volver a lamentarse el haber elegido una universidad tan costosa.

-Buen día, Marco, soy Karen.- le dijo ella, estrechándole la mano.-Cuéntame qué puedo hacer por ti.-

-Hola.- sonrió.-Bueno, la cosa es que estoy pasando por un momento... problemático.- dijo, pensativo.-Sí, es una buena palabra, definitivamente es problemático. En fin, pasa que he estado tratando de sacar algunas cuentas y me preocupan los aranceles de este año, no sé si pueda pagar los diez meses de clases, de hecho, no creo que pueda con los años que me quedan; pero estoy tratando de... digo, ¿puedo postular a alguna beca o...?- preguntó al fin.

Karen, la consejera, lo observaba con atención mientras él hablaba y cuando terminó de escucharlo desvió sus ojos a la computadora. Marco se inclinó un poco sobre el escritorio y trató de ser paciente, sobretodo porque hacía unos meses que se sentía constantemente ansioso.

-La UCB tiene un excelente programa de becas, algunas son parciales y otras son completas.- le explicó ella.-Sólo veré si aplicas a alguna de ellas, pero dime ¿haz actualizado tus datos en el sistema?-

-¿Qué datos exactamente?- preguntó él.

-Según lo que dijiste entiendo que tu familia ha estado pagando tus últimos dos años, para que seas elegible necesitamos saber cómo ha cambiado su situación socio-económicamente.-

-Oh.- suspiró.

-Necesitaremos un presupuesto de los gastos mensuales del grupo familiar, el lugar de residencia, las cotizaciones de sueldo de quienes trabajen, sus líneas de crédito...- enumeró.

-Ok, bueno... verá...- se frotó una mejilla nervioso.-Estoy solo este año, tengo una cuenta bancaria personal que es... todo el dinero que tengo ahora, nunca antes había administrado tanto mis gastos y no sé si...-

-Entiendo.- dijo ella con suavidad, como si en verdad entendiera por completo.-¿Estás seguro de que no puedes conseguir los documentos?-

-Sería difícil, no creo que mis padres... mejor no los consideremos.- dijo sacudiendo la cabeza.-Soy sólo yo.- aclaró.

Entre TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora