14. Sentimientos heridos.

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La voz de mama pudo cortar la capa de silencio que había caído sobre la mesa del desayuno, no quería pensar en lo que había visto hace un momento, pero todos mis pensamientos se dirigían hacia esa escena.

- Cariño ¿Te encuentras bien? -pregunto mama al verme jugar con mi desayuno sin ni siquiera darle una probada.

- Eso creo. -tome mi mochila-. Debo irme mama. Adiós.

Toma mi mochila y la colgué en mi hombro, sintiendo como la mirada de Kevin podía quemar mi camiseta.

- También debo irme, como siempre estuvo delicioso el desayuno mi señora. -la voz de Kevin hizo que mi cuerpo se tensara por completo, Salí de la casa tras un portazo, lo que menos deseaba era mirarlo.

Para llegar al instituto tendría que caminar alrededor de treinta minutos a paso lento y si en dado caso intentaba apresurar el paso, llegaría en veinte minutos con una capa de sudor en mi frente y sin olor a perfume.

- Jess necesito que hablemos. -la voz de Kevin rompió el silencio y me saco de mis pensamientos de una patada por el trasero.

- ¿Sobre? -pregunte en un tono aburrido.

Kevin acelero sus pasos hasta quedar a un lado de mi, tomo mi brazo con fuerza y detuvo sus nuestra caminata. Lo mire mal, quería llegar rápido a clases hoy tocaba la materia del señor Brown y bueno en cierta parte mi lado masoquista se moría por verlo.

- Perdóname, no ha sido mi culpa que se callera la toalla, juro que no quería eso. -dijo con una mirada de arrepentimiento, quizás debería creerle, pero es Kevin Harris... umh... ¿Jamás? ¡Sí!

- No te creo, eres un maldito pervertido. ¿Cómo quieres que te crea? -Kevin rodo los ojos y me miro.

- Escucha, sé que me crees capaz de todo, pero las cosas no son como te las imaginas, tú aventaste el tacón en dirección a mi cara, yo simplemente intente cogerlo, pero nada salió como me lo esperaba.

Eso era muy cierto, quizás debería pensar las cosas...

- Supongamos que te creo. -dije-. ¿Podrías dejarme en paz ahora y buscarte a alguien que te guste lo suficiente como para olerle el trasero?

- No soy del tipo de chico que deja lo que quiere, por lo que le gusta. -arquee una ceja ¿Me quiere? ¡Jesús!

- No digas tonterías Kevin y ya apártate, necesito seguir. -moví mi cuerpo hacia la derecha evitando que él me cogiera del brazo nuevamente.

Caminar, caminar y caminar, eso era lo único que me tocaba por unos lagos minutos, dios me gustaría llegar ya mismo al instituto, pero no con este acompañante tan flojo y amante del rechazo. ¡Sí! Kevin aun seguía aquí y eso no era lo que más me molestaba, sino que venía arrastrando sus pies como si le hubieran disparado en las piernas.

- ¡¿Quieres dejar de arrastrar tus pies?! -pregunte-grite.

- ¿Quieres cargarme? -su ceño fruncido me hizo entender que no estaba jugando, lo mire mal, este chico me sacaba de mis casillas.

- Vete a la mierda paloma.

- Eres muy agresiva conmigo ¿Sabias?

Gire sobre mis talones para lograr ver el puchero había hecho, su ceño estaba fruncido, mientras de su frente resbalaban algunas gotas de sudor.

- Eres demasiado delicado. -lo recorrí con la mirada, su rostro estaba rojo de tanto caminar, bueno tan solo llevábamos diez minutos en esto.

Kevin (Editando)Where stories live. Discover now