Capitulo XXV

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Sentada al borde su cama, observaba con detenimiento los rápidos y ágiles pasos de su mejor amiga Andromeda.  Era una chica vivaz y risueña, quien nunca dejaba de sonreír aunque la tempestad estuviese cerca. Era una cualidad que siempre había admirado y que nunca dejaría de hacerlo, sabia que todos debimos ser más así...no restregarnos en nuestra negatividad como Margaret.

Sin embargo, sabía que no todo era negro en su vida, pero era la mascara que ella quería darle al mundo y no entendía el porqué. Siempre se  preguntaba la razón de su extraño comportamiento para con la gente que la rodeaba, solamente con ella dejaba la mascara de lado y le permitía ver lo que se encontraba detrás de aquel muro fortificado desde hace quien sabe cuanto tiempo.

— ¿Te vas a quedar allí o te vas a vestir?

—Lo siento, me dejé llevar por mis pensamientos—respondió dedicándole una sonrisa nerviosa. Sin dejar de buscar los zapatos de tacón, Andromeda, exclamó “ya es una costumbre en ti” y las tres rieron por su ocurrencia

Sin perder más tiempo, corrió al  armario donde  estaba colgado el vestido de finales de la edad victoriana. Hace un par de meses el colegio les había informado que la fiesta de graduación tendría como tema La época victoriana, a lo cual todas las chicas se habían puesto eufóricas puesto que se trataba de una época muy bella referente a la moda. Como Francesca  no era partidaria de usar uno de esos vestidos extravagantes con esos corsés asfixiantes, se decidió por un vestido verde  pasto; de la cintura caía suavemente la enagua   verde pasto y esta  se abría en una gran falda blanquecina. Contaba con mangas cortas, en forma de rosas y tenía un adorno delicado en forma de lazo adornando un lateral del cuello.

Con ayuda de las ágiles manos de Andromeda consiguió domar al cabello de la italiana en un alto y esbelto moño, del cual caía uno que otros mechones dandole un toque de solemnidad a todo el conjunto. Se colocó un suave maquillaje, puesto que no era muy hábil en este arte y no podía seguir interrumpiendo a las chicas porque ellas también se debían terminar de vestir

— ¿Cuándo nos vienen a buscar?—preguntó Margaret, terminándose de arreglar la chaqueta negra que venia en conjunto de su ajustado vestido negro. Cuando se dio la vuelta para mirarnos, pudieron apreciar una cola de no más de 6 centímetros. Era la prenda perfecta para ella, era su personalidad en un vestido y se veía tan hermosa aquella noche que la propia noche se quedaba pequeña a su lado

—Dentro de...—volteó a mirar el reloj— de 20 minutos

— ¡Están muy lindas!—exclamó su tía, quien había irrumpido en la habitación sin hacer el menor ruido. Sonrió con ternura, era extraño verla tan entusiasmada...como buena mujer rusa sus gestos eran reservados y muy pocas veces se dejaba llevar por sus emociones.

La chica del vestido negro le hizo una excelente reverencia antes de agarrar su sombrero negro de copa adornado con plumas del mismo color y bajar la escalera con buena postura. Le siguió la chica del vestido  fucsia con adornos en dorado y se despidió con un asentimiento de cabeza. 

—Que te vaya excelente, mi niña—acotó seriamente antes de bajar por las escaleras y dirigirse rápidamente a la cocina donde la esperaba una de sus tantas amigas del club del té

Se  volvió  hacia la cómoda donde descansaba su cartera y se dedicó una mirada significativa antes de bajar por las escaleras con adrenalina recorriéndole por las venas. No tuvieron que esperar a que llegaran los chicos puesto que estos ya se encontraban abajo esperándolos. Observó primero a Vladimir quien vestía una corbata fucsia en combinación al vestido de su novia, luego vio al mismo chico que había visto en Año nuevo junto a Margaret, pero él iba muy diferente a ella. Aunque se percató de que tenía la camisa a medio desabotonar...algo que le daba cierto aspecto sexy en su fuerte musculatura. Sin embargo, nada de eso le quitó el aliento como la del fornido cuerpo de Sergei vistiendo una levita oscura con un pañuelo del mismo color que su vestido, llevaba la camisa  con tres botones sin abotonar dejando entrever su perfecto pecho. Como siempre llevaba su larga cabellera amarrada en una cola con un lazo verde pasto.

WIND OF CHANGEWhere stories live. Discover now