Capitulo XXI

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Ya en el carro pudo observar con detalle la última carta de la búsqueda del tesoro. Se sorprendió al percatarse de que no tenía nada escrito sino que tenia la parte de una imagen impresa. No se entendía qué imagen era pues estaba incompleta.

Le daba vueltas y vueltas, no lograba entender de que trataba esta broma, porque eso era lo que parecía: una broma y de muy mal gusto.

Tenía tantas ganas de terminar la búsqueda, pero no lograba resolver la última pista. Suspiró con fuerzas mientras se apoyaba del respaldar. Se masajeó la sien al tiempo que miraba por la ventana como varias parejas pasaban tomados de las manos; estaban elementalmente vestidos e iban, seguramente, a algún local donde festejar

Se desesperaba aún más al ver a esas parejas caminando mientras que él estaba allí en un taxi con un señor de mediana edad en vez de estar con su princesa, pero se recordó que el premio de la búsqueda que estaba haciendo, era sin más y menos su italiana

-¿Qué es lo que te tiene así?-le preguntó el señor de cabellos oscuros, sacando un cigarro de su bolsillo

-Es esta carta-le dijo, acto seguido le mostró la carta, continuó-No entiendo la pista. Cada carta tiene una pista que me llevará al premio

-¿Ves este trozo de fotografía?-le preguntó-Bueno, a mi me suena que cada carta tiene otro trozo y bueno...si las unes debería dar una imagen completa y sólida. ¿No crees?

-Suena prometedor....-expresó con ices incertidumbre. Sacó las demás cartas y las colocó sobre sus piernas.

Al voltearlas se dio cuenta que tenían un trozo de la imagen, como había dicho el señor. Pasaron varios minutos antes de que él lograra unirlas de forma que mostrara una imagen concreta.

-¡No puede se!-exclamó sorprendido.

-¿Qué pasó?

-Es la vista que se ve desde la terraza de mi casa-dijo, se preguntó el por qué de eso...pues esa terraza era un poco solitaria, desde que había sucedido aquel desastre del 93 ya nadie se asomaba por allí, excepto que buscase la muerte como aquella chica.

-Lo noto confuso

-No es nada-le dijo, restando le importancia al asunto. Le indico la dirección de su casa.

En el camino del hospital a su casa no podía contener la alegría, el desespero y los nervios que lo carcomían. ¡No sabía que se iba a encontrar allí!

No tenía mucho tiempo conociendo a Francesca, pero sabía muy bien que si de sorpresas se trataba....sin duda, ella ganaba. Se le ocurrían unas sorpresas que al mejor inventor se le caería la mandíbula de la sorpresa.

-Llegamos-comentó el taxista. Le dijo cuánto era, el taxista estaba alegre era una de las mejores propinas que había recibido ese año

-Gracias. ¡Que tenga un buen año nuevo, señor! -le dijo con una sonrisa antes de bajarse del taxi.

Se apretujó en el abrigo mientras caminaba hacia las escaleras colaterales que tenía la casa donde el vivía. Por cuestiones de seguridad hace años habían decidido crear estas escaleras que prevendrían cualquier accidente. Además no había forma de hacer un anexo a las escaleras del frente pues el señor que vivía en el cuarto piso seguía negándose rotundamente al cambio.

Sin embargo, cuando llegó hasta las escaleras se dio cuenta de su mala suerte: las escaleras estaban tan oxidadas que con una suave pisada todo se derrumbaría. Pero la mala suerte no le iba a durar mucho cuando recordó que el joven de 26 años estaba en casa y que seguramente lo podría ayudar

Subió por las escaleras de la frente hasta llegar al último piso donde vivía el joven de mirada distante. Se apretujó el gorro de piel antes de tocar tres veces. Sabía sin dudas que estaba en casa pues desde que se había rumoreado que estaba peleado con su prometida, había dejado de salir....algo que en este momento le caía como anillo al dedo

WIND OF CHANGEWhere stories live. Discover now