28 'Celos'

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Abro mis ojos, suspiro con fuerza y me incorporo en la silla. ¿Cuánto he dormido? A mi lado Niall duerme, a decir verdad todos están dormidos, he tenido un sueño muy extraño, aun los escalofríos recorren mi cuerpo, pero por más que trato no logro recordarlo, cierro los ojos con fuerza y trato de recrear lo ocurrido, solo me veo llorando sobre mi cama. Suspiro frustrada, una corazonada no me permite dormir, así que decido cubrirme con la manta y simplemente mirar a mi alrededor, se que lo que realmente quiero en centrarme en él, se ve realmente tierno, tiene su cabeza apoyada en su brazo, sus boca se ve provocativa, cuando menos lo pienso se abre y susurra algo.

-Jane –no ha podido pensar en otra cosa, desde que abordamos, me ha atacado con preguntas sobre ella.

Gira algo incomodo, su manta cae al suelo, la recojo y lo cobijo procurando no despertarlo.

Mi cabeza está en un embrollo, siento que de un momento a otro mi vida ha cambiado de manera extraordinaria, por un lado mi madre y mi familia, he decidido que de alguna manera alejarme de ellos es lo mejor que puedo hacer, quiero hacer lo mejor para ellos, no creo que esté lista para eso, pero pude notar que sin mí, su vida sigue en marcha y por otro lado está él, ese rubio que me ama, que me hace sentir segura, que me demostró que puedo amar y ser amada, además con el descubrí que los dioses existen, y con esto tal vez existan también todas las leyendas de las que he oído hablar, algunas mas aterradoras que otras. Un escalofrió me recorre. Suspiro pesadamente, ¿Qué otro tipo de leyendas rondaran por el mundo?, mis ojos comienzan a cerrarse, aunque algo quiere impedirlo, el cansancio gana y termino por caer en un sueño profundo.

Un beso se estrella en mi mejilla. Abro los ojos y sonrió instantáneamente.

-Buenos días, mi princesa –su princesa, mi corazón golpea contra mi pecho.

-Buenos días, mi príncipe –acaricio su mejilla, y entrelazo mi mano con la suya – ¿has dormido bien?

-Lo he hecho –sonríe – ¿Qué tal tu?

-Sí, he dormido bien –la monótona voz suena y nos ordena apuntar los cinturones. Evito pensar en la pesadilla, no logro recordarla y me coloca los pelos de punta ese hecho.

Salimos del aeropuerto, el típico letrero de bienvenidos nos recibe, el pequeño orión se retuerce en su jaula, soy la peor dueña del planeta, lo hubiera dejado con mi abuela, pero lo hubiese extrañado demasiado. Llegamos al mismo hotel en el que estuve con Amelia, es jueves en la tarde, tomo el teléfono, aparto una “cita”, mejor dicho una visita con jane para mañana en la mañana, en el hotel puedo dejar que Orión salga, así el se siente libre, traigo comida, puesto que mi estomago gruñía por dormir y no tomar el desayuno del avión, decido pasar una tarde de películas con Niall, pero luego de ver media película quedamos dormidos, me levanto en la tarde y salgo al supermercado, compro comida para gato, un poco de arena, algo para comer en la noche, cereal y leche, mucho cereal y leche, no se me ocurre otra cosa para desayunar los días que estemos aquí, aunque pienso que solo será hasta el domingo, tal vez pida algunos domicilios, cocinar nunca será mi activada favorita.

Paseo por los alrededores del barrio en el que estamos quedándonos, es realmente hermoso, hay mucho comercio, por tanto hay luces por doquier, la gente ríe, me contagian parte de su felicidad, luego recuerdo el motivo de mi llegada y algo en mi no se siente cómodo, no estoy lista para verla de nuevo, y no poder hacer algo para sacarla de ese lugar.

Una tienda para mascotas llama mi atención, hace unos días, papá consigno mucho dinero en mi cuenta, está bien, no es el mejor padre del mundo, pero en tanto me de dinero, puedo convertirme en la persona más interesada del planeta. Entro a la pequeña tienda, un par de lámparas en el techo la iluminan.

El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora