El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.

11 '¿Puedes confiar?

Reviso las llamadas sin mucho ánimo. Tratar de nuevo con los aparatos tecnológicos sólo es señal de que he vuelto a la tierra y de que probablemente nunca más vere a Thor, mucho menos a Niall. Mientras un monologo interno se forma en mi cabeza, entra una nueva llamada, la dejo ir al correo de voz, es Ami.

'Lizzy, ya paso mucho tiempo, ¿Dónde estás?, te llevaste el auto, no me importa si algo malo le paso. Sólo vuelve a casa, todos estamos muy preocupados. Harry no ha parado de llamarte, te busca en todo lado, si pasa otra hora comenzara a revisar bajo las rocas'

Suspiro, una risa sale de mi boca, no creerá donde he estado, literalmente no lo creerá. Miro la hora, 1:58 am. Reviso los demás correos de voz. Comenzando desde las 22 horas.

'Elizabeth, demonios ¿Dónde estás?, ¿te llevaste mi auto?, maldición, si algo le paso es mejor que no regreses'  Este es de Amelia. 

'Lizzy, hermosa, me tienes muy preocupado, llámame' La voz suave de Louis resuena. 

'Preciosa,  llámanos' Un Harry tranquilo habla. 

23: 50 horas.

'Liz, me tienes muy preocupada, espero que mi auto este bien' 

'Elizabeth, si no apareces ahora mismo, llamare a tu madre, tienes que llamarme maldición' Louis ha perdido su tranquilidad.

'Princesa, sé que me he portado como un patán contigo, pero estoy muy preocupado.  No te encuentro en ningún lugar de los que sueles visitar, el GPS del auto de Ami no es localizable, espero que estés bien, —suspira— no sé donde más buscarte, la policía no sirve para nada, dicen que para poder buscarte tienen que pasar al menos setenta y dos horas. Llámame'  Harry esta comenzando a asustarte, su voz preocupada, logra generar algo en mi.

0:33 horas.

'Elizabeth, no estoy para bromas. Estamos muy asustados, no eres el tipo de chica que sale sin decir a donde, pero si querías  pasar un momento de diversión, nos hubieras podido decir o por lo menos invitarnos. ¡Maldición! Elizabeth, es suficiente llámanos' Louis esta muy molesto. 

A partir de estos, los mensajes  eran aún más constantes. El auto ya no era la prioridad, las maldiciones de Louis, aumentaban y el miedo de Harry por ser culpable de mi  "desaparición" subía de nivel. Decido llamarlos, son las 2:10, marco a Louis que sé que podrá controlarse. Necesito una cuartada pero no la encuentro.

—¿Hola? —dice el al contestar —. Dios mío, Lizzy —siento que acaba de quitarse un peso de encima — ¿Dónde estas?

—Estoy en un desierto —digo tratando de quitar cualquier tono de sarcasmo que mi voz pueda adquirir.

—¿Cómo estás? —Pregunta, lo escucho respirar varias veces, trata de calmarse. No funciona  — ¿Puedes regresar de una puta vez? — Está más que molesto.

— ¡Bien! Vale. Estoy bien, no te preocupes. Dile a los otros que volveré en cuanto pueda.

— ¡¿En cuánto puedas?! —Pregunta —. En cuanto puedas —repite irónico   — ¡Y una mierda, te vienes ya!

—Hey, chico no te molestes. Ya te dije que estoy bien. No quiero discutir a esta hora de la madrugada. Volveré a casa en cuanto el sol salga y vea por donde voy.

—Tárdate más de dos horas y estarás muerta Hamilton —Suelta en un bufido. 

—Lou, vamos, tranquilízate —digo con un tono calmo  —. Estoy a más de siete horas de casa.