El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.

27 'La torre Eiffel'

Caigo en el césped y las lagrimas bañan mi rostro, en plena tarde el lugar está lleno, algunos me mira como a un fenómeno otros me observan con lastima, aprieto mi pecho con mis manos y suspiro pesadamente, ahora solo me pregunto ¿qué paso con mi madre?, esa a la que hace tan solo unos meses podía llamar mami, la que se preocupaba porque ya hubiera cenado, la que me hacía sentir completa cuando la llamaba, ¿Qué ocurrió? Tan solo hace unos meses desde la última vez que la llame. ¿Es por Jean Paul?, me pregunto, de inmediato una negativa deja mi cabeza, hace unos meses el ya había nacido, incluso hace unos años, suspiro preocupada. ¿Qué hice?, paso memoria y no encuentro ningún error, el único que había cometido, según yo ya estaba reparado, la extraño, realmente extraño a mi madre, pero ella parece haberme dejado de lado, parece que se ha olvidado de su hija, las lagrimas no han dejado de bajar por mis mejillas, trato de tranquilizarme pero no lo logro, me siento como una adolescente a la que le han roto el corazón, como una niña a la que le han quitado un dulce, o como una adulta que simplemente necesita llorar.

-¿Estás bien? –Pregunta él con su voz dulce, no respondo, me hundo en mis piernas para que no me vea llorar –Elizabeth, mírame –niego y contengo mis sollozos.

Siento que está a mi lado.

-Este viaje debía ser especial –murmuro –y mírame ahora.

-Es especial. Elizabeth, si estoy contigo es especial –dice recalcando cada palabra. No quiero mirarlo, pero levanto la mirada, el captura mi rostro y limpia las lagrimas que de mis ojos caen –No quiero verte llorar, nunca lo había hecho –suspira –te ves tan indefensa –aparto mi mirada de la suya.

-Me siento vacía –digo, el me acomoda en su pecho, es como si supiera que ese es mi refugio. Cierro los ojos con fuerza, con la esperanza que al abrirlos este en otro lugar, que al abrirlos este en la punta de esta magnífica torre.

-Es muy hermosa –asiento. Comienzo a olvidar porque me sentía triste, eso causa la majestuosidad de la torre Eiffel.

-Lo es, ¿quieres oír sobre ella? –el asiente –fue creada en el 1900, estaba pensado destruirla luego de 20 años. Pero decidieron dejarla para trasmitir señales de radio, lo que no pensaron fue que se volvería  un destino turístico tan atractivo, toda su estructura está hecha de acero.

>> ¿Quieres subir? –la miro desde mi puesto, La torre Eiffel es magnífica, completamente enorme, 301 metros para ser exacta.

-Claro –se levanta y me tiende su mano, la acepto y con su ayuda me incorporo, estar bajo la estructura de la torre me hace sentir diminuta.

-Vamos por las escaleras –indico –es más saludable –el ríe.

-¿Hay otra forma de subir? –asiento.

-El elevador*, pero es para perezosos, vamos por las escaleras, será una experiencia completa.

-Pero el elevador se ve más cómodo –murmura.

-Vamos Niall, no confió en el elevador.

-¿Qué? ¿Por qué?

-En 1940, hubo una guerra, de la invasión nazi, los lugareños cortaron los cables del elevador para que Hitler, el líder, no tuviera otra opción más que subir por las escaleras, aun así, prefirió mandar a sus seguidores, la misión era colocar en la cima de la torre una bandera nazi, lo lograron, pero el viento, que siempre ha sido señal de libertad, la desprendió, y todo su esfuerzo fue en vano.

-Bueno, creo que también tendría razones para desconfiar del elevador.

-Además solo son 671 escalones, puedes con eso, dios del trueno.