I am not a Lady [MAMP#2]

13. Las sorpresas llueven

CHARLIE

¿Alguna vez pensaron en esa pequeña posibilidad de ser atrapados por algún juicio errático entro de su cabeza?

Pues esta vez era de esa forma, y aunque mi corazón latía como falda despampanante, tuve que volver un poco a la realidad. Eso no me preocupó para nada... bueno, un poco sí.

—Oh, no. —dijimos Liam y yo al mismo tiempo.

Las sonrisas no dudaron en aparecer en nuestros rostros, menos el de mi hermano, eso es más que obvio. Liam me sujetó de la mano una vez que dejó mi cintura para guiarme por una de las calles bajo los intensos gritos de Max. Mis piernas no podían ser tan rápidas en ese momento a causa de mi golpe, así que mi compañero de escape envolvió sus brazos alrededor de mi cintura para, de un solo tirón, levantarme del suelo y colocarme en unos de sus hombros. Fue en ese momento que no sabía si gritaba por las cosquillas que eso me causaba o por el simple hecho de que podía ver el rostro furioso de una persona a pocos metros de nosotros. Para mi gran sorpresa, Liam era demasiado fuerte, más de lo que recordaba. Bueno, era natural, su complexión era más gruesa y fornida que hace dos años. Se notaba que hacía demasiado ejercicio, y el hecho de que me llevara como si nada sobre mi hombro y corriera como alma que lleva el diablo me lo confirmó totalmente. No me había percatado de que Max había conseguido una pala de las cercas de uno de los edificios que tenían jardines. No pude evitar reírme. Creo que esto será un lindo recuerdo cuando Max pueda controlarse y entender completamente que en la vida no hay espera, debes moverte y disfrutar sin perder ni un solo segundo de tu tiempo.

—¡Charlotte, vuelve aquí!

Max estaba más que enfadado, pero ese ya no era mi problema.

—¡Adiós, Max! —grité de felicidad.

Lo que recibí fue un severo gruñido, pero ya lo veía un poco más lejos. Con mis dos amigos más atrás, pude comprender que todo estaría bien... en tanto lograran que mi hermanito bajara esa pala de sus manos.

Liam fue realmente cuidadoso al momento que aumentaba su velocidad, ya que un solo resbalón en las calles repletas de agua no era una gran idea, menos con alguien con una pala persiguiéndonos por toda la ciudad. Siento como dobla la esquina a la siguiente cuadra y mi corazón late como siempre deseó hacerlo... lleno de adrenalina, emoción y felicidad. Eso se debería sentir a cada paso que demos en la vida.

Mi cabello estaba tan mojado, que a cada paso que Liam daba y este rebotaba, dejaba una ilusión óptica de una ola en la playa. El frio de las gotas de lluvia me dejaban deseando mucho más y cada vez que sonreía... juro que esa sensación fue fenomenal y no la cambiaría por nada, y menos cuando la risa de Liam me acompañaba.

Finalmente logramos perderlos, no supe bien cómo, pero fue milagroso.

Liam me baja cuidadosamente de su hombro y cuando me tiene en frente no duda ni un segundo en besarme. Cómo deseé que algo así pasara... en mis muchos sueños al llegar a Paris siempre tuve la idea de tener un mágico reencuentro, pero esto sobrepasó todo lo que pude haber imaginado.

—Moriré, pero vale la pena. —dijo sonriente—. Sé que aún no le he perdido la pista a Max, así que ve por ese lado. —señaló la derecha—. Nos veremos en el parque de la otra vez.

—¿Qué hay de ti?

—Llevaré una sorpresa. —dijo, con una media sonrisa.

—¿Sorpresa? —estaba claramente confundida.

—Ya verás. —sonrió.

No pude volver a preguntar, así que retomé el rumbo y mis piernas me ayudaron a correr. Antes de llegar a la siguiente esquina pude ver a Max cuando volteé un segundo, pero pude evadirlo porque él quiso hallar a Liam. Mi ventaja fue genial, pude llegar al parque en menos de siete minutos y me detuve a recuperar el aire que había perdido. Sentía que mi cuerpo ardía a pesar de que las gotas de lluvia estaban heladas. Ese sentimiento de paz casi no duró, ya que Max había cambiado de rumbo al segundo y me siguió a mí, así que tuve que hacer algo aún más loco para lograr salir de su campo de visión.