4. ¿Qué haces con ese álbum?

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CHARLIE

Mátenme, mátenme, mátenme, mátenme, mátenme...

Frente a mis ojos estaba pasando algo que no quería que sucediera nunca jamás, pero el destino estaba siendo totalmente cruel conmigo al ponerme en esta dura situación. Liam estaba acá, ¿cómo llegó hasta aquí? Era obvio que supo dónde buscarme específicamente. No, mejor dicho, ¿por qué rayos volvió? No creo que su cabeza le gritara que esto era buena idea, de hecho: era terrible.

—¡Max, detente! —grité al ver lo que estaba haciendo, pero mi amigo, y con más furia, estampaba golpe tras golpe a Liam, quien estaba dando lo mejor de sí mismo para retenerlo.

Ni los guardias podían acercarse a ellos, y eso estaba muy mal. Cuando se enteren que por nuestra culpa esto se ha desatado tendremos muchos problemas que resolver.

—Te has atrevido a volver, desgraciado. —eso fue lo que podía oír.

—Nuestros encuentros jamás fueron agradables. —justo a tiempo, Liam logró soltarse del agarre de Max, ambos con respiraciones entrecortadas se quedaron observando hasta que volvieron a los golpes.

Jean llegó a mi lado y sujetó a Max de la pierna para jalarlo hacía atrás, me sorprendí de la fuerza que usó, ya que no pasó ni medio segundo y Max estaba en el otro lado de la carpa. Ella lo logró controlar afortunadamente y más por el hecho de que él no se atrevería a hacerle nada a su amiga, al final logró hacer que se calmara y uno de los guardias estuvo al pendiente de su comportamiento. Mi mejor amigo irradiaba ira en su mirada, algo que no era muy común en su persona.

Miré a Max por un buen rato, hasta que Jean me hizo señas para que vea a mi izquierda.

Liam estaba tirado en el suelo, con el labio partido y con un poco de sangre en su frente. No dejé que el guardia lo tocara, sería mucho mejor que yo pudiera resolverlo todo antes que enfrentarme a los patrocinadores, apresuradamente corrí a él y traté de ver mejor sus heridas. Suspiro al darme cuenta de que esos golpes sí se habían sobrepasado, por suerte que se sabe defender o sino estaríamos envueltos en una ambulancia directo al hospital. Aunque estaba con la marea de sentimientos confusos dentro de mi cabeza, no me negué en brindarle mi ayuda.

—Creo que me lo merecía. —dijo en un susurro.

—Tú lo dijiste, no yo. —dije mirando su frente.

—Al parecer esto no estaba en mis planes.

—Quizá falta. —cierro los ojos y sin hacerle mucho daño, lo voy haciendo sentar.

Jean se encarga de los guardias y les da una falsa explicación de lo sucedido para que ese inconveniente pasara, creo que lo dejaron afortunadamente. Nadie más había presenciado lo ocurrido y con mucha suerte, ninguno de nuestros compañeros o alguien que quisiera afectarnos. Agradecí a todos los dioses por ese maravilloso favor.

Liam no estaba de ánimos para hablarme, pero quiso que le ayudara. Tampoco se iba a quedar ahí tirado como basura. No era un buen plan, considerando las circunstancias.

Sus ojos azules estaban intactos, desprendían una tristeza sorprendente, pero no me dejé llevar por eso. Aun así, tuve que saber que las cosas se habían puesto de cabeza, de nuevo. Me sentía confundida, aturdida y molesta, mi vida estaba organizada ahora, pero a él se le da por aparecer. La verdad es que no sabía qué pensar.

—¡Eres hombre muerto, Henman! ¡Te atreviste a venir! ¡Te haré que te pudras en el mismo infierno si es necesario! —gritaba Max, enojado, lleno de furia, pero Jean, que era una experta en artes marciales, lo tenía aprisionado en una gran y dolorosa llave.

I am not a Lady [MAMP#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora