Capítulo 12

303K 15.5K 3.9K
                                    

Parpadeé desorientada cuando desperté a la mañana siguiente. Mis ojos se quejaron de dolor adaptándose a la luz que se filtraba por una ventana iluminando una habitación desconocida. Mientras mi mente iba aclarándose me percaté del peso de un brazo alrededor de mi cintura. Y fue entonces cuando recordé todo lo que había sucedido la noche anterior.

Me levanté en una reacción demasiado rápido apartando el brazo de mí. Tuve que llevarme las manos a la cabeza por culpa del dolor atroz que la comenzó a martillear. Mi boca estaba seca y mi estómago amenazaba con ponerse del revés, eso si ya no estaba así. Maldita resaca.

—¿No estás teniendo una buena mañana, verdad?

Entreabrí los ojos para encontrarme con los azules de Jaden. Su rostro estaba tranquilo y, de algún modo, también alerta. Aparté la mirada la mirada y escondí mi cara en mis manos. Hoy iba a morir.

—No vuelvo a beber en la vida —gimoteé con voz ronca. Todo dentro de mí dolió cuando hablé—. Tengo sed.

Jaden rió. Envidié el sonido fresco de su risa. ¿Cómo podía estar tan tranquilo mientras mi cuerpo se descomponía de forma lenta y agonizante?

—Alégrate de no haber vomitado. Aun así parecías tranquila mientras dormías.

—Nadie dice que no vaya a vomitar más tarde… ¿Me has estado observando mientras dormía?

Sus dedos agarraron mi brazo haciendo que se erizara la piel de mi cuello. Sentí cómo se inclinaba sobre mí.

—Culpable —susurró, y lo hizo tan cerca de mi oído que noté sus labios acariciando mi piel.

Aturdida y embaucada por su roce saqué mis manos fuera de mi cara y giré el rostro hacia él. Jaden no se apartó y nuestros labios se rozaron. Noté cómo el aire se escapó de su boca a la mía en un suave suspiro. Nuestros ojos abiertos se encontraron muy cerca. Fue él quien comenzó apartarse, elevando el rostro muy lentamente de forma que sus labios marcaron un camino masajeando los míos y rozando mi nariz.

—Son las siete de la mañana, tenemos que irnos —musitó contra el nacimiento de mi pelo.

Cada movimiento de su boca era como un suave beso en mi piel.

—No quiero —gemí notando como mis ojos se cerraban ante su contacto—. Me encuentro mal.

Jaden rió en un dócil siseo haciendo cosquillas en mi frente. Se apartó de mí, pero sus dedos seguían rozando mi brazo.

—Hoy habías quedado con tu madre, ¿recuerdas? No creo que quieras hacerle el feo de no aparecer a tu hermana…

Gruñí sabiendo que él tenía razón. Estaba empezando a forzar una buena relación con Bailey y a comenzar una nueva con mi madre, no pretendía echarlo todo a perder solo por una noche llena de alcohol.

—Ve a darte una ducha, luego te sentirás mejor.

Asentí apartando mi mirada de Jaden. Su contacto me abandonó y sentí frío en la zona desprotegida. Tomándome todo el tiempo que pude comencé a mover mi cuerpo lentamente hacia el borde de la cama. Todo dolía y mi estómago parecía una lavadora en modo centrifugado.

Las sábanas se habían enredado en mis piernas y mi top rojo estaba arrugado contra mi piel. Había dormido con la ropa puesta y eso era de lo más incómodo. Mi interior tembló cuando recuerdos de la noche anterior me abordaron de golpe.

Jaden me había pedido dormir juntos. Después de soltarme toda la verdad a la cara, después del tiempo que estuve sufriendo y alejada de él por algo que quiso ocultarme, me había pedido dormir juntos. Pero solo eso, dormir.

Tentación. No te enamores de tu hermanastro ©Where stories live. Discover now