Capítulo 8

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Esa noche no vi a Jaden, no desde que me dejó sola en el salón. Tampoco me encontré con él a la mañana siguiente en el desayuno, ni durante los diez minutos que pasé sola en la calle esperando a que Gabrielle pasara por mí. Cuando empecé a pensar que se le había olvidado recogerme camino al instituto el sonido de una moto acercándose captó mi atención.

No podía ser.

Odiaba mi sexto sentido.

Efectivamente, el vehículo freno justo en frente de nuestro buzón, y no me hizo falta esperar a que Evan se quitase el casco para saber que era él. Me saludó elevando la mano y yo caminé cojeando hacia él. Sus cejas se unieron en una sola línea al verme.

—¿Qué pasó ahí? —Preguntó con los ojos clavados en mi pie derecho.

—Una mala caída —arrugué la nariz mientras respondía, no queriendo dar más explicaciones que pudieran avergonzarme—. ¿Qué haces aquí?

La mirada de Evan regresó desde mi tobillo hinchado a mis ojos. Dibujó una sonrisa en su cara y me pasó el casco de la moto.

—Eric envió un mensaje a Gabrielle, que me envió un mensaje a mí para decirme que no puede venir a buscarte —me explicó, claramente tratando de contener la risa.

Iba a matar a mis amigos.

Consulté mi reloj en el teléfono, asustándome al ver la hora. Ya era demasiado tarde incluso si íbamos en moto. No queriendo perder tiempo en discutir me coloqué el casco y estaba tratando de atarlo cuando Evan volvió a hablar.

—Tengo la sensación de que Eric quiere volver a juntarnos, ¿tú no?

Sus palabras me pillaron con la guardia baja, y mis dedos se enredaron en el agarre del casco sin poder terminar de atarlo. Evan sonrió ante mi torpeza y, antes de que tuviese tiempo de apartarle, agarró uno de los extremos de la cuerda del casco y con ello tiró de mí hacia él. Cuando estuve lo suficientemente cerca me apartó mis manos y él mismo lo ató.

—Gracias —murmuré ajustándome el casco en la cabeza.

Él solo me guiñó un ojo, y algo en mi estómago punzó cuando lo hizo.

Subí a la parte trasera de su moto, esta vez con menos problemas que la tarde anterior. También me agarré a la primera su cintura, rodeándola con mis brazos y agarrando con fuerza la tela de la camiseta que cubría su ombligo. La moto arrancó y apreté los puños con más fuerza. Durante el trayecto acomodé mi cabeza sobre su espalda, apoyándome contra él para tapar el viento.

Casi no me di cuenta de que habíamos llegado cuando el aparcamiento del instituto apareció ante mis ojos. Encontramos sitio en el fondo. Todas las plazas buenas ya habían sido ocupadas, y prácticamente no quedaba ningún estudiante. Evan bajó primero y luego me ofreció la mano para ayudarme a bajar, cosa que necesité porque caí sobre mi pie malo. Con el viaje había olvidado que me dolía, y al posarle en el suelo perdí el equilibrio y caí sobre Evan. Me ansió de la cintura para mantener el equilibrio.

—Gracias —musité apartándome y quitándome el casco—. Creo que echo de menos tu monopatín, era más seguro.

—Yo no.

Evan recuperó el casco de mi mano y se lo colgó al brazo, haciéndome un gesto con la cabeza para caminar hacia el edificio.

No tuve oportunidad de ver a Gabrielle durante el resto de la mañana, pero sí de pasar una encantadora clase de matemáticas para principiantes con Eric. Para principiantes es como a él le gustaba llamarla. Decía que se había metido en esa clase porque era muy fácil y no le apetecía pensar mucho. Por mi parte continuaba teniendo serios problemas para aprobar la materia.

Tentación. No te enamores de tu hermanastro ©Where stories live. Discover now