Capítulo 26

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—¿Estás segura de esto?

Mi madre me miró fijamente, esperando a que cambiase de opinión en cualquier momento, pero no lo iba a hacer. Asentí. Estaba segura. Más segura que nunca.

Pensé que después del calentón del momento, cuando los humos bajaran y me calmara, me arrepentiría de mis palabras y decidiría quedarme con mi padre, pero no fue así. Por otro lado, sí tuve tiempo suficiente como para ponerme en su lugar y entenderle. Entender cómo se sentía él porque nunca le contara sobre Jaden y yo, porque no confiara suficiente para decírselo a él pero si a Kyna. Cómo todo eso se juntó con la llegada de mi madre. Pero nada justificaba su actitud última.

Al final, estaba segura de que irme con mi madre, si ella y su familia me aceptaban, iba a ser lo mejor. Huir de los problemas no era exactamente una buena solución, pero a veces los problemas necesitan tiempo para sanar. Tiempo lejos de Gabrielle y Evan para reflexionar y perdonarlos, porque en el fondo sabía que quería hacerlo, que quería a mi mejor amiga de vuelta, un día...

Tiempo para echar de menos a mi padre lo suficiente como para olvidar los rencores pasados. Porque familia es familia y él siempre sería mi padre, el único hombre que me amaría pasara lo que pasara.

Tiempo para olvidarme de Jaden o, en su defecto, que la situación en casa y con él se calmara para ser, como mínimo, amigos. Porque Jaden era y siempre sería una parte importante de mi vida.

Y luego estaban mi madre y Bailey, mi otra familia, una con la que aún necesitaba formar un vínculo. Y Caleb, y el marido de mi madre. Al final, todos éramos familia, y necesitaba conocerlos.

—Si eso es lo que quieres, soy incapaz de negártelo —suspiró mi madre, pero era incapaz de ocultar una pequeña sonrisa, así que se acercó a mí y me envolvió en sus brazos—. He querido tanto esto, pequeña...

También sonreí. Cada vez más convencida de que eso era lo mejor, porque realmente se sentía como lo mejor.

Estábamos en su casa, esa misma tarde de Sábado. Jaden y Kyna fueron conmigo, porque mi padre se negó a volverme a hablar, y explicaron toda la situación a mi madre. Al principio se mostró algo dubitativa pues yo era menor de edad y mi padre tenía la custodia, pero también tenía 17, suficiente edad para decidir y ella era mi madre biológica.

Solo faltaba que todos los miembros de la familia estuviesen de acuerdo y... al día siguiente me iría con ellos.

Mi madre se fue a buscar a su marido para comentarle la noticia, dejándome sola con Kyna y Jaden. Ella tomó el lugar de mi madre, abrazándome.

—¿Estás segura de esto, Erin?

Supongo que esa era la pregunta del millón para todos. Pero lo estaba, y mucho.

—Tampoco es como si me fuese a ir para siempre —me encogí de hombros—. Solo hasta que las cosas se calmen. Y hasta que acabe el instituto, supongo.

Empezaría a ir al instituto en Nueva York. No podía evitar pensar que eso era mucho mejor que genial. A diferencia de a Caleb, a mí las grandes ciudades si me llamaban.

Kyna me soltó con pesadumbre.

—Voy a intentar contactar con tu padre, necesitas despedirte de él antes de irte.

Asentí, porque si una persona podía hacerle entrar en razón, esa era ella.

Cuando se fue, me quedé sola en el salón de casa de mi madre con Jaden. El silencio que se formó después de eso podía ser cortado con un cuchillo. Con un cuchillo desafilado.

—Gracias por haberme ayudado con todo esto —dije con sinceridad, evitando mirarle por encima de todo—. Y siento todo lo demás.

Había cosas que no hacía falta poner en palabras para hacernos entender, pero de las que hacía falta igualmente hablar. Me iba a ir, lo que significaría que me alegaría de Jaden y no le vería en mucho tiempo. No podía irme dejando las cosas como estaban.

Él también pareció pensar lo mismo, solo que en lugar de usar las palabras, usó el calor corporal.

Sentí sus brazos rodeándome desde atrás, apoyando mi espalda contra su pecho, y dejando sus manos unidas sobre mi estómago. Cerré los ojos, sintiéndome en paz con su contacto, echándolo ya de menos.

—Yo también lo siento —susurró contra mi oído, apenas en un susurro—. Te quiero, Erin Hale.

Sonreí, porque no quería llorar. Porque eso era una reconciliación, no una despedida. Porque era un hasta pronto, no un hasta nunca.

—Yo también te quiero, Jaden Foster.

Su rostro se movió a través de mi pelo, hundiéndose en la curva de mi cuello y depositando un pequeño beso en él. Quise quedarme en ese momento para siempre.

—Esperaremos hasta que vuelvas, ¿qué opinas?

Porque de nuevo, no hacía falta ponerlo todo en palabras. Porque nos conocíamos. Porque a pesar de los enfados, no éramos ciegos. Porque sabíamos lo que el otro quería. Porque confiábamos.

—Me parece bien.

Me gustaría decir que hubo beso final antes de la partida, pero no fue así.

Me gustaría decir que hablé con mi padre y nos arreglamos, pero tampoco fue así.

Me gustaría decir que resolví todos los problemas con Evan y Gabrielle, pero tampoco fue así.

Aunque, algo que sí puedo decir, es que cuando me subí al coche con Bailey, Caleb, mi madre y mi padrastro, cuando abandoné el pueblo donde había crecido para irme con mi nueva familia, tenía claro que estaba haciendo lo correcto.

Y meses después, puedo decir, tomé la mejor decisión.

Y meses después, puedo decir, tomé la mejor decisión

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Hello, cuties! Este ya era el último capítulo. Ahora lo que quedan son 5 epílogos cortitos. No va a haber tercera parte (aunque siempre es posible inventarla, ya sabéis, pero se quedará así), y creo que os satisfacerá porque al menos a mí me ha gustado.

Quizás lo saque más adelante en formato físico, depende del tiempo que tenga ♥♥

Kisses and hugs,

Andrea ♥

Tentación. No te enamores de tu hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora