Capítulo 23: "Él no es para tí"

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Tercera persona

Amy tomó un trozo de pastel y se lo llevó a la boca.
¿Qué decir?
Amaba instensamente el pastel y se desayunaba exclusivamente los domingos en los cuales también iban a la Iglesia. Y sí, era una tradición... como también lo era ir a la Iglesia.

Por otro lado, ¿quién podía culparla? La cocinera se superaba todos los días, y hacía, para ella, los platos más exquisitos.

No obstante, Thomas y Marcus podían comer todo el pastel que quisieran acompañado del té, Lady Blanche también podía, pero le prohibía a Amanda comer más de mitad de la porción regular que tomaban sus hermanos. Eso a ella le parecía injusto pues le encantaba, y era un lujo que se daban solo los domingos. Por otro lado, no sabía si reclamar y quejarse era la mejor manera de expresar su desencanto.

La excusa que Lady Blanche le daba era que podría subir de peso; y esa mañana no dudó en aclarárselo nuevamente- Amanda, recuerda la medida a la que está limitada tu porción o tus caderas aumentarán- Amenazaba, con algo que podría apostar que no pasaría.

La joven prefirió callar antes de decir cualquier cosa que desatara una discusión completamente innecesaria.

-Ayer he vuelto a ver a Susan- Argumentó Thomas de repente, quizá intentando hacer desaparecer el aire de fatiga que rodeaba a Amy.

Marcus ingirió un pequeño sorbo de té antes de comenzar a aplaudir estrepitosamente y contestar-Excelente, Romeo- Lo llamó como un personaje en la literatura- Créeme que si Amy escribiera serías un personaje perfecto en su historia-Amanda lo observó con cierta molestia.

-Bien sábes que amo leer, pero escribir no es mi pasión, es un ámbito que siento que no dominaría bien-Agitó el tenedor y pincho una de las frutas.

-En fin. Lo que os compete es que al fin la estoy convenciendo en que ella sería una excelente mujer para mí-Contaba Thomas con un brillo de ilusión en sus ojos. Marcus en cambio, lucía algo confundido.

-Sucede que Susan cree ridícula la idea del matrimonio, ya ha rechazado varios propuestas de nobles mucho mayores a tu posicisión- Así es, eso había sido casi un insulto- Y si me lo pregunto a mí misma, no creo que casarse sea su mayor ilusión Thomas- Explica Amy a su hermano; probablemente lo había dicho con algo de malicia, pero sabía que lo que fastidiara a Thomas o a Marcus, también a su madre le molestaría.

-De eso hablo- Asiente su hermano, sin embargo, no pareció ofendido- Su terquedad a veces provoca mi frustración- Y con un resoplido toma unas nueces y se las lleva a la boca, se lo oyó masticar con algo de pudor.

-¿Entonces para que la quier... ?- Amy no pudo terminar su oración, pues en su mente azotaron varias imágenes que preferiría olvidar, las ideas para lo cual Thomas llamaba una mujer para él, y su hermano pareció confirmar sus sospechas con una sonrisa traviesa. Esa idea le provocó asco y cierto repudio hacía las ideas tam burdas de algunos hombres.

-Por mi parte creo, que Susan es una joven hermosa en verdad y su padre, tengo entendido que es viudo...- Su mirada expresó un destello de avaricia y agregó- Sin decir nada sobre su gran fortuna.

Amanda vió con malos ojos este tipo de comentario codicioso por parte de su progenitora, odiaba esa naturaleza cuyo núcleo se movía a base del dinero. Esa conducta la había heredado Thomas, aunque en menor medida; no se podía esperar mucho teniendo a Lady Blanche Charwood como madre. Suspiró tratando de liberar la frustración.

-¿Sábes que la fortuna no es el único carácter que puede atraer de alguien, madre?- Interviene Amy, queriendo despertar algo de razón en ella- Por ejemplo, tú no te casaste con mi padre solo por su dinero- Ejemplificó, esperando que ella asintiese o argumentase algo afirmándolo; pero no, simplemente bajó muy levemente la vista y no respondió. Permaneció seria, pero tan tranquila como si no le hubiera dicho nada.

Lady Amy #3Where stories live. Discover now