Capítulo 16: "Investigando"

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Amanda

-Escogeré el azul Camille- Le indico a la sirvienta, apuntando con mi dedo al elegido del día. Luego, ella procede a ayudarme a colocarlo, a veces considero que soy algo torpe y termino perdida entre los tules.

Era un vestido tan bonito como simple pues el día estaba bastante caluroso y no lo pasaría asándome dentro de un enorme traje lleno de telas que hacían sudar y picar la piel. Bastaba con decir que mi piel era sensible y muy expuesta a las alergías, esas en las cuales aparecían manchas rojizas, se brotaba desagradablemente y producía urticaria.

Si podía, evitaba aquello a toda costa.

Dejé mi cabello suelto a fin de no complicar las cosas debido a que consideraba que hoy sería un día bastante ocupado; y lo decía por que, en mi posición, no solía hacer demasiado.

Luego de terminar de vestirme y colocarme una muy simple capa de polvo, salí acompañada de la criada y observé como ella se dirigía hacía la derecha del estrecho corredor. Esperé a que desapareciera por una de las puertas para dirigirme hacía el lado contrario, arrastrando los pliegues de mi vestido contra el suelo aunque tenía suerte que el ruido de los zapatos no daría contra el suelo gracias a la inmensa alfombra que se extendía a lo largo del pasillo. Eran casi las 8:30hs, hora en la cual desayunábamos comunmente, de modo que debía apresurarme, además que quizá podría entrar una sirvienta sorpresivamente, con motivos de limpieza.

Sí, la agudeza de la situación así como la prudencia con la que debía proceder era algo que yo consideraba un "día ocupado" por tener algo importante, pero muy importante que hacer.

Agudizé mi oído para intentar escuchar ruidos alternos en el pasillos que quizá provengan de mis hermanos en sus cuartos, pero afortunadamente no escuché nada por lo que deduje que estarían en la planta baja.

El pasillo era extenso y se dividía en varias puertas contiguas, las de mis hermanos estaban junto a la de mi madre, y cuando por fin llegué, dí un largo suspiro mientras miraba de un lado al otro suplicando que mi madre no se hayase dentro del cuarto.

Abrí la puerta.

Intenté hacer el menor ruido y realizé una sonrisa mental al ver que no había nadie en la habitación.
La alcoba era muy parecida a la mía, notablemente lujosa.

¿Qué buscaba? La llave con la cual abrir el despacho de mi padre y con él, el acceso a sus secretos; aunque... ¿realmente los tenía? Hacía unas semanas podría haber respondido que no, pero ahora no lo sabía con certeza. No podía asegurarlo y el no saber ne causaba unos nervios intolerables.

"Conocimiento es poder" dijo alguien muy sabio alguna vez.

Cerré la puerta lentamente y rogué para que ninguna sirvienta entrase imprevistamente con intención de asear la pieza. Me arrodillé frente a uno de los dos baúles barnizados de mi madre y lo abrí con sutileza; varias cartas salieron a flote: Algunos papeles en blanco, misivas que sus amistades y parientes le habían envíado, algunos pergaminos escritos y libros fantásticos de tapa dura... pero ninguna llave.

De acuerdo a lo que recordaba la llave era pequeña, de acero pero bañada en oro y su característica forma alargada en el pequeño y sólido mango. Materializando estos aspectos en mi mente continué mi búsqueda con el siguiente baúl.

Algo bueno que tenía la habitación de mi madre era que poseía pocos muebles, no era muy común en una dama refinada, pero digamos que ella ostentaba a otra clase de antojos y no el amueblamiento masivo de su alcoba.

Era alguien reservada en sus temas, al menos para mí.

La cama con un enorme colchón de plumas de ave y varias mantas cálidas, el armario: armatoste gigante donde guardaba todas sus vestimentas, dos baúles, un par de estantes y la cómoda de roble barnizado. Debía encontrar esa llave.

Lady Amy #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora