(32) No quiero escuchar un no

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La mañana siguiente, bajé las escaleras pensando en cómo haría, en que le diría, donde lo vería; en fin, todo en lo que no quise pensar la noche anterior.  Estaba muy cansada por el día tan largo y tenía que descansar. 

Adrián, Angélica y Kendra, estaban en la cocina con mis padres.  Mi princesa corrió hacia mí, dándole un abrazo a mi abultado estómago y luego halándome hacia su altura para besarme.

Después de saludarlos, me senté en la mesa a desayunar con ellos.

“Qué piensas hacer hoy?” preguntó Adrián mientras devoraba sus tostadas.

“Aun no tengo idea” le respondí.

“Quieres ir con nosotros a la fiesta de unos amigos?  Puedes invitar a tus amigos para que vayan también.  Después de todo, necesitas distraerte.  Vienes?” me preguntó él con mucho entusiasmo.  Hacía mucho que no salía con ellos y también lo añoraba. 

“De acuerdo.  Pero creo que seré solamente yo.  Celeste y Armando tienen una cita esta noche y no quiero que cancelen por mi culpa.”

“Te recogemos entonces a las seis.  Está bien?” preguntó Angélica.

En esos instantes, tocaron a la puerta y yo decidí ir a abrirla.  Allí parado, había un joven con un ramo de rosas rojas en la mano.

“Te puedo ayudar?” le pregunté al verlo.

“Estas son para Isabella Saez.  Ella vive aquí?”

“Soy yo” le dije mientras él instantáneamente colocaba las flores en mis manos, “Gracias” no me quedó de otra.

“Qué tenga un bonito día” respondió el joven marchándose de allí.

“Y esas flores?” escuché la voz de Angélica detrás de mí.

Yo solo tomé la tarjeta que venía junto con las floresy la leí…”Isabella, solo deseo que puedas perdonarme algún día y que podamos ser felices.  Te amo.”

No tenía firma, pero no la necesitaba, conocía muy bien esa letra.  Solo me volteé y miré a Angélica.

“Crees que pueda citar a alguien para encontrarme con él allí?” le pregunté

“Ya era hora mujer.  Por supuesto, y si tú no lo llamas y lo invitas, lo haré yo” me respondió abrazándome.

“Podrás ponerlas en agua?  Yo voy en unos momentos” si no hacía la llamada en esos instantes, lo más seguro me acobardaría.

Angélica tomó las flores y entró a la casa, yo me recosté de la puerta y tomé el teléfono en mis manos.  Respirando profundamente, marqué el número que llevaba en lo más profundo de mi ser” preguntó Ezequiel con su voz un poco dormido.

“Ezequiel?” fue lo único que pude decir mordiendo mis labios pro los nervios.

“Isabella?  Amor, eres tú?” definitivamente se escuchaba mas despierto.

“Sí, soy yo Ezequiel.  Te llamo para pedirte algo” Por qué se me hacía tan difícil esto?

“Lo que quieras.”

“Crees que nos podamos ver esta noche?” pregunté con una sonrisa en mi rostro, pues sentía a mi bebé moverse.

“Ahora mismo si deseas,  Donde?” su voz se escuchaba extremadamente alegre.

“No sé exactamente el lugar, pero le diré a Angélica que te llame y te de los datos.”

“De acuerdo.  Espero su llamada.”

Amor ClandestinoWhere stories live. Discover now