(10) Un Secreto en Libertad

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Ricardo quedó sentado mientras la desconocida intentaba cubrirse con las sábanas.

“Isabella, no te esperaba aún.” me dijo Ricardo con voz temblorosa.

“Lo noté.” le respondí en tono sarcástico.

Luchaba por aparentar ser fuerte.  La escena frente a mi me estaba desgarrando por dentro.  Sé que no era la persona más indicada para reclamar nada; pero al menos Ricardo no sabía los límites que Ezequiel y yo habíamos cruzado.  Dicen que ojos que no ven, corazón que no siente; pero mis ojos estaban observando muy bien.

Sin decir más, me marché de allí.  Caminé aún con la impresión de lo que acababa de presenciar.  No podía pensar nada, solo la imagen de lo que acababa de presenciar, pausada en mi mente.

Llegué hasta mi auto, desplomándome en el suelo y cubriendo mi rostro entre mis manos mientras dejaba libre lo que sentía.  No sé cuánto tiempo pasó, ni me interesaba saberlo.  En la vida todo se paga, y este era mi castigo.

“Isabella, por favor, ven adentro.” me dijo Ricardo intentando tomar mi mano.

“No me toques!” le grité rechazándolo.

“Por favor, vamos adentro.  Este no es el lugar para estar discutiendo.”

“Pero nuestra cama fue perfecta para acostarte con otra.” le dije aún sin mirarlo al rostro.

“Isabella, si no vienes conmigo, te juro que te llevo a la fuerza.”

Sus palabras encendieron en mí una ira enorme.  Quién se cree él?  Mucho menos después de lo que acabo de presenciar. 

Automáticamente, quedé de pie, frente a él, mirándolo a los ojos.

“No tienes ningún derecho a hablarme de esa manera.”

“Isabella, por favor.  Vamos a hablar tranquilos.”

“De aquí no me muevo!” le dije al igual que cualquier niña pequeña hubiese hecho bajo un coraje; incluso crucé mis brazos frente a mi pecho.

“Después no digas que no te advertí.”            

En un abrir y cerrar de ojos, Ricardo me había tomado en sus brazos y me cargaba hasta el ascensor.

“Suéltame!!!” gritaba intentando salirme de su prisión, pero era inútil.

Al llegar al apartamento, me sentó en el sofá y cerró la puerta con seguro.  Porqué no pensó en eso cuando estaba en la cama con aquella mujer? 

“Isabella, perdóname.  Fui un estúpido.”

“Qué bueno que lo estés aceptando.” el sarcasmo me salía del corazón.

“Isabella, lo que viste, no significa nada.  Ella, no significa nada para mí.”

“Qué bueno que no significaba nada.  Tal vez si significara algo, hubiese encontrado mis cosas en el pasillo.”

Ricardo suspiró en frustración, mientras pasaba varias veces ambas manos por su rostro.

“Tú crees que fue fácil para mí ver como reaccionaste cuando Ezequiel le propuso matrimonio a Viviana?! Tú crees que fue fácil ver como en la fiesta de Valeria y Samuel, Ezequiel te entró al baño cuando tú intentabas salir?! Tú crees que fue fácil escuchar una conversación de las enfermeras cuando estabas en el hospital luego del accidente, y hablaban de que estabas embarazada y tuviste un aborto?! Tú crees que fue fácil que me dejaras aquel día para correr hacia Ezequiel?! me gritaba Ricardo mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

Amor ClandestinoWhere stories live. Discover now