Capítulo 13: Maldita noche

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El joven brujo se agachó, intentó recoger la moneda del suelo en vano solo para intentarlo con más ahínco antes de comenzar a maldecir. Torció una mano en un intento inútil por recoger la moneda con su magia. ¿Había algo más divertido que frustrar mágicamente a un brujo? Ah, nada como darles de pleno en el orgullo. La impotencia mágica de un brujo era un golpe al ego tan doloroso como la impotencia sexual. No era el primer en caer en esa trampa.

En realidad, era difícil no reír mientras veía brujo tras brujo intentar recoger la moneda de donde estaba pegada en el suelo. Si tan solo Holland estuviera aquí para verlo... Ella posiblemente me estaría regañando, pero yo hubiera terminado por ganarla y se hubiera sentado a mi lado para divertirse también. ¿Y no merecía un pequeño descanso luego de todo por lo que había pasado? Regla n° 16: Holland podía ser extremadamente dulce pero era corrompible por mi honorable persona. ¿Realmente había pasado tres días sin ella? No recordaba la última vez que habíamos pasado tanto tiempo separadas. ¿Estaría bien o habría vuelto a sufrir otra de sus recaídas? Por favor que esa chica no estuviera encerrada en alguna habitación de hotel con helado y llorando sobre alguna estúpida serie de nuevo. ¡Tenía a un loco matando cambiaformas indiscriminadamente para torturarme! ¡No era el mejor momento para pasar eso a una prioridad de segundo grado por otra recaída de Holland!

La siguiente en caer en mi trampa para tontos fue una bruja. Ella refunfuñó y pateó la moneda con odio, solo para quejarse enseguida y saltar sobre un pie por el dolor. Todavía no había conocido a ningún ser que no sufriera ridículamente una agonía al golpearse un dedo del pie. ¿Cuántos estudiantes habían caído ya? Incluso algunos cambiaformas se habían detenido a observar la moneda en el suelo, solo para reír de los otros jóvenes que intentaban cogerla. Desde niños a estudiantes de último año...

Bass se dejó caer junto a mí y me sonrió con casualidad al verme disfrutar tan malévolamente de la estupidez de los demás. Las clases habían terminado, la cena se estaba sirviendo en el comedor para quien se atreviera a arriesgarse a una intoxicación con cocina de brujos, los estudiantes pasaban para intentar levantar una tonta moneda sin éxito alguno. Y yo estaba tranquilamente recostada contra un muro disfrutando de mi brillante maldad.

—¿Cómo demonios has logrado que su magia sea inútil? —preguntó Bass y sonreí.

—¿Crees que no tengo mis trucos? Si quiero sobrevivir lo suficiente tengo que saber enfrentarme a cualquier cosa, incluso a un brujo —dije sonriendo mientras otro estudiante intentaba recoger la moneda—. ¿Por qué crees que huí de aquí?

—¿Además del hecho que no soportabas el lugar y eres incapaz de soportar la compañía de otros por temor a que mueran por estar cerca de ti en el momento y lugar equivocado?

—Sigue creyendo que es por eso —respondí sin darle importancia—. Aquí no te enseñan cómo matar a un brujo.

—¿Sabes matar a un brujo? —preguntó Bass enarcando una ceja.

—Sé matar lo que sea necesario. Son curiosas las cosas que puedes encontrar en el mundo humano, renunciar a mi espada no estaba específicamente en la cima de mi lista de sacrificios dispuesta a hacer por escapar de aquí. Pero, a veces, hay cosas más importantes que el orgullo de uno. Puedes encontrar todo tipo de seres en el mundo humano, varios exiliados cuyos crímenes no quieres saber y tienen conocimientos más que útiles si logras engañarlos para que hablen. Como neutralizar la magia de los brujos...

—Definitivamente te extrañé merodeando por aquí —dijo Bass y le guiñé un ojo.

—¿Qué quieres?

—Necesito que me prestes ropa, estoy seguro que debes tener algo en tu habitación que me haga lucir como una lujosa zorra —dijo él con todo su orgullo y lo miré fingiendo indignación.

Ni lo pienses (Trilogía Nina Loksonn #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora