Prólogo

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Desde pequeño te prohíben cosas, todo empieza por casa a la edad de 5 años cuando tus padres te prohíben tocar sus preciados adornos ya que podían romperse y podrías lastimarte, siendo un pequeño te resignas y empiezas a jugar con tu nuevo auto de carreras, pero la idea aun está allí, quieres tocar ese adorno, tienes que tocar ese adorno, lo miras desde la oscuridad esperando que tus padres bajen la guardia para volver en acción, te acercas lentamente y vuelven a prohibírtelo, pero para mostrar tu -llamémoslo masculinidad, libertad o independencia-, lo tomas y el objeto resbala de tus manos, quebrándose en pequeños pedacitos, y te castigan, te imponen un castigo ya que vives en sociedad, la sociedad tiene reglas. Si rompes una regla mereces un castigo.

Luego en la adolescencia, te prohíben conducir antes de los dieciocho. Rompes la regla.

Te prohíben beber antes de los veintiuno, también la rompes. Incluso la rompes cinco -o más- veces antes de que la cantidad de edad se cumpla.

Vivimos en una sociedad con reglas. Siempre creí que las reglas estaban para romperse. Es parte de la vida.

En la vida me han prohibido un millar de cosas, pero lo peor es cuando conoces al amor que potencialmente puede llegar a ser el de tu vida, y te lo prohíben.

Ella está prohibida, lo sabes, pero haces caso omiso. Aún así es tuya, tú la reclamaste. Te limitas a mirarla desde la oscuridad de tu habitación mientras ella se pasea por el pasillo sin notarte.

Lo prohibido es adicción. Todo el mundo lo sabe.

Prohibida » Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora