Capítulo 23.

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| MARATÓN, Día 4 | 

(ULTIMO)

—¿En serio estás seguro de esto? —preguntó su madre

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—¿En serio estás seguro de esto? —preguntó su madre. El chico asintió, dando una profunda respiración mientras daba lugar a abrir el closet. Los últimos días habían sido de prueba para Braxton. Todas las mañanas se levantaba, abría el armario y luego simplemente negaba con la cabeza y volvía a la cama. Sin embargo, hoy estaba decidido a hacerlo.

—Podemos hacerlo otro día, si tú deseas —comentó Bibi mientras tocaba su hombro.

—Esto es bueno para él, solo debemos dejar que lo haga por sí solo. Este es un paso gigante e importante, lo único que debes saber es que no hay nada malo en dejar ir. —Ahora era Johanna su cuñada quien hablaba. Braxton volteó a mirar a las 4 mujeres en el lugar, tres hablando y una callada, simplemente parada al final de la puerta mientras esperaba por un movimiento. Meredith miró a Johanna con aprobación por las palabras dichas. Ellas dos iban mejorando poco a poco, al parecer la madre del menor hizo una introspección y comenzó a dejar los prejuicios a un lado para aceptar el hecho de que su segundo hijo estaba enamorado, estaba haciendo su vida con alguien, y si le daba la oportunidad podría encontrarse con una increíble mujer.

Volvió a dar la vuelta para colocarse frente al closet. Comenzó a sacar la ropa de su difunta esposa mientras colocaba prenda por prenda en la cama. Poco a poco sentía cómo otra carga pesada iba dejando sus hombros. Antes no lo entendía del todo bien, pero ahora cada vez que dejaba ir más y más el dolor, dejaba entrar cosas nueva a su vida. La carga se recortaba.

—Creo que ella realmente hubiese querido que esto fuera donado en vez de vendido. No quiero venderlo, quiero que esto vaya a personas que realmente lo necesitan. Hay prendas nuevas, sin estrenar, otras en muy buen estado, sé que cualquiera aceptaría esto como donación, ¿bien? No quiero que nada de esto sea vendido, no necesito ese dinero —dijo mientras sacaba más y más ropa. Poco a poco el closet comenzaba a dejar ver espacio, comenzaba a verse vacío, pero él no se sentía así. No sabía si ese sentimiento era bueno o malo, pero prefería no tener ese vacío en él.

—Eso haremos entonces. —Su madre dijo las palabras entre lágrimas.— Estoy muy orgullosa de ti, Braxton. Lo estoy. —Él la miro y trato de calmarla con la mirada mientras ella secaba rápidamente sus lágrimas.

—Está bien, es bueno llorar, tú también sufriste esto con él, Meredith. —Johanna ahora abrazaba a su suegra, quien aceptó el abrazo. Bibi, Samantha y Braxton miraron la escena con bastante asombro. Eso sí que no lo esperaba ninguno.— Las lágrimas son buenas en ocasiones. Esta es una buena ocasión, tu hijo lo está haciendo.

A Braxton le agradaba saber que, incluso después de todo, Johanna aún buscaba poder tener una buena relación con su madre, teniendo en cuenta que con seguridad, en un futuro, Basile y ella serían esposos. Que se agradaran entre ellas, o que por lo menos vieran partes buenas en cada una de ellas y balancearan todo para llegar a tener una buena relación, le haría la vida un poco más fácil a su hermano menor, en especial porque las amaba a las dos. Bibi y Samantha se encontraban viendo la escena ahora con ternura.

UNA NIÑERA PARA MIS HIJOS |LIBRO #1|Where stories live. Discover now