Capítulo 22.

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*La canción que aparece en este capítulo es la de multimedia (escúchenla) 

|MARATÓN, Día 3 |

Después de pasar cuatro días en D

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Después de pasar cuatro días en D.C acompañando a su hermana con los primeros días de madre primeriza, por fin volvía a casa. Indiscutiblemente tenía que decir que extrañaba, principalmente, su trabajo, y eso era porque Sandy y Bradley, también Braxton, habían pasado las ultimas tres noches que estuvo fuera de Seattle hablando con ella vía Skype acerca de lo mucho que habían hecho en sus días. Bueno, esos eran los pequeños, su padre simplemente reía mientras los pequeños hablaban y contaban sus historias, entre esas una que hizo que Samantha prácticamente llorara de la risa. Era acerca del día que Braxton olvidó colocar el despertador y ellos ya se encontraban preparados para irse al partido de fútbol, y Sandy con Alessandra, entonces él tuvo que llevarlos en pijama. La historia en sí no era para morirse de la risa, pero contada por dos chicos de cinco y seis años, definitivamente valía unas cuantas risas de por medio.

Se encontraba esperando por la maleta de su madre al pasar por la máquina del aeropuerto. Por fin estaba en Seattle. Aunque hoy no tenía trabajo, puesto que su jefe le dijo que se tomara el día por el cansancio del viaje, entre otras cosas, iba a hacer caso omiso al mensaje, pues quería ir a trabajar. Además, no pudo evitar comprar regalos al estar en D.C. Solo quería presenciar sus caras al verlos.

—¿Por qué se demorara tanto en aparecer mi maleta? —preguntó su madre rápidamente.

—Eso se debe a no traer bolso de mano como yo, estaríamos en el auto con papá ya.

—Cállate, Pucca —expresó su madre, haciendo una burla al peinado que Sam llevaba, pues literalmente eran dos moños como los del muñeco animado Pucca, y su flequillo desordenado. Llevar el cabello de esa forma la hacía ver muchos años más joven.

Luego de unos minutos, su madre dio un grito de emoción cuando vio la maleta, tomándola victoriosa de la máquina. Salieron rápidamente en busca del padre de la chica, a quien vieron enseguida. Tanto su madre como ella comenzaron a caminar rápidamente, pero los gritos la emocionaron.

— ¡Sammy! —gritaron Bradley y Sandy al unísono mientras comenzaban a correr hasta donde ella se encontraba. Con una sonrisa, la chica los recibió mientras se colocaba en su estatura para abrazarlos. Si solo habían sido 4 días sin ellos, no se imaginaba todo lo que podía causar el día que tuvieran que separarse. Sacó de su mente ese pensamiento en segundos, pues los pequeños se encontraban abrazándola con mucha felicidad.— ¡Te extrañamos!

—¡Y yo a ustedes! —respondió, besándolos a ambos.

—Oigan, ¿qué hago con todos estos globos? —La voz tan conocida de Braxton Abbruzzi llenó todo el lugar. Los pequeños se separaron de Samantha para que ella pudiera ver a su jefe cargando globos satinados de todos los colores. La chica no pudo evitar pensar lo lindo que se veía con una media sonrisa mientras los miraba. No llevaba traje como estaba acostumbrado, sino jeans y una camiseta negra de Aerosmith.

UNA NIÑERA PARA MIS HIJOS |LIBRO #1|Where stories live. Discover now