Capítulo 4.

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La chica ahora no quería admitirlo, pero estaba pasando

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La chica ahora no quería admitirlo, pero estaba pasando. Sus padres ya no la ayudarían más, y por eso estaba despierta. Diez de la mañana. Hacía un día soleado en Seattle, algo temprano para ella. Estaba sentada tomando café mientras buscaba un trabajo de verano en el periódico, riendo porque había encontrado desde limpiadores de piscina, hasta acompañantes. Mientras leía, en uno había encontrado que se necesitaba una stripper, algo que la hizo reír demasiado fuerte. Eso definitivamente fue un no para ella, por lo que pensó que sería mucho mejor si saliera y encontrara alguno en los anuncios publicitarios, o en algún restaurante. Eran buenos con las propinas en el país, y no le sería nada malo para comenzar.

Se levantó de la silla, dejando el periódico a un lado. Entró al baño y se tomó su tiempo para asearse. Cuando salió, se dio cuenta que no había sacado su ropa, se culpó por eso, pues ahora definitivamente se iba a retrasar mucho más. Se colocó una linda falda azul que llegaba hasta sus pies con "unas sandalias parecidas a las de Jesucristo", un comentario que le había hecho su madre cuando se las había visto puestas. Ella solía usar el cabello suelto todo el tiempo desde que lo había cortado.

Cuando salió de casa se encontró con que, a pesar de que hacía un día soleado, no hacía tanto calor, y agradeció eso. Era una chica muy veraniega en todo sentido de la palabra pero a veces el calor le jugaba malas pasadas. En el camino se encontró con que algunas tiendas de ropa necesitaban vendedoras, sin embargo, ella no era realmente buena haciendo eso. No obstante entró a una, pero no fue capaz de hablar con la jefa que se encontraba ahí. Podría trabajar de camarera en un restaurante, donde sus únicas palabras podrían ser: "Mesa uno" y "¿puedo tomar su orden?". No incluía nada más, pero al parecer esos puestos estaban agotados. Era verano y ella lo entendía. Un chico pasó junto a ella vendiendo helados, así que compró uno, el cual iba comiendo tal cual niña feliz mientras buscaba trabajo en las calles de Seattle. No podía evitar el hecho de conseguir un trabajo, ya no era solo un deseo, era una obligación para suplir toda aquella necesidad que tuviese. Su teléfono comenzó a sonar, sacándola de su feliz caminata. Era Rowen, su hermana.

—Hola —contestó la chica mientras comía su helado.

—Hola, ¿dónde estás? Llegamos a tu departamento y una chica recién levantada y alterada nos dijo que no sabía dónde estabas. —La mayor de los hermanos hizo una mala personificación de la voz de una chica furiosa, lo que hizo que Samantha riera.

—Estoy caminando por Downtown mientras como un helado —contestó. Downtown era el centro de Seattle, un lugar muy bonito y variado. Allí se encontraba Pioneer Square, Chinatown y el Distrito Internacional marcando la parte sur del centro; el barrio de Capitol Hill en el noreste; y el muelle Waterfront, que tiene unas vistas preciosas. Ahí estaban los mejores restaurantes, además de muchas más atracciones para los turistas. Era el sitio perfecto para hacer compras, así como para encontrar trabajo.

—¿Almorzamos? Tenemos mucho tiempo sin hablar, tú puedes escoger el restaurante —habló la chica. Samantha se quedó pensativa, así que su hermana optó por hablar de nuevo —: ¿Sabes? No acepto un "no" como respuesta. Pame va manejando, así que nos vemos en donde tú elijas, adiós.

UNA NIÑERA PARA MIS HIJOS |LIBRO #1|Kde žijí příběhy. Začni objevovat