PENTÁGONO (#57)

991 104 1
                                    

Ya era el momento, el día decisivo, el día en que todo cambia. Va a pasar los que nos trajo aquí, desde el inicio para esto fuimos traídas, para morir.

-¡Ya ha legado el momento de la elección, hoy, sera el día decisivo entre las dos chicas que traerán paz a Catania muchos años más! - la voz sonaba tan fuerte que era molesto - el pentágono sera el momento de encuentro para mantener el plantel guiado; asiste y mira a tu futura gobernadora ganar.

Y en eso se reducía todo este infierno.

¿Esto es real? ¿Esta pasando? ¿Enserio voy a pelear con Ann a muerte? no me lo creo. Es tan fácil que te lo digan y sentir miedo, pero hacerlo, eso es otra cosa. 

No quiero hacerlo. Estoy tan asustada y nerviosa que quiero desaparecer. 

Tocaron la puerta.

-¿Señorita Tara Smith? - era una voz profunda 

-Si, soy yo - dije nerviosa. Abrió la puerta; y lo primero que note era su gran altura

-Es hora, venga conmigo

-No quiero - dije asustada

-Vamos señorita Tara Smith, ahora tiene que venir - lo dijo con tal profundidad que me intimido y acepte salir con él.

Bajamos a la estancia y entramos al cuarto en donde estaba el espejo triple; el primer cuarto en donde me trajeron dentro del palacio. 

Me hizo entrar, y cerro la puerta.

-Póngase la vestimenta que tiene al lado suyo - busque la ropa y la vi en un maniquí sin cabeza.

Era un traje extraño. Había un falda de cuero café muy corta. Había un especia blusa diminuta que solo podía tapar mis senos, unas sandalias cafés y accesorios; una pulsera café de cuero. Pero lo que más extraño, era el arco con flechas que estaba un gancho, supuse que tenia que ser mio.

-No puede ser - me dije. Llegue hasta el, y lo tome; no era tan pesado. Pero si era traumatico. Ese arco y flecha, proyectaban en mi mente cosas que podía hacer, pero no quería. Era totalmente espantoso lo que se venia después de esto.

Nada podrá salvarme.  


🏹

Ya estaba vestida, pero no lista.

El conjunto era incomodo, y estaba casi desnuda. Las sandalias eran apretadas y mis senos querían salir de su posición.

-¿Ya esta lista?

-No - dije para tener más tiempo. Era obvio que no quería salir. Salir de aquí era un suicidio - necesito un momento

-Apresurese Señorita, la están esperando.

Estaba buscando algo que hacer para demorarme más y poder tener una excusa, pero no había nada.

Luego de 10 minutos, comencé a ver las cosas. Esto no tiene salida, no tengo salida de esto. No podre evitar lo que se viene.

-¿Ya esta lista? - no puedo hacer nada. Mi destino desde el principio fue esto

-Si - dije al fin. El abrió la puerta y salí.

Caminamos hasta afuera y nos detuvimos.

-Espere aquí - y volvió a entrar.

Todo estaba echo un coas. Todas las personas se dirigían al campo de Batalla, riendo, llorando. Todos estaba cursando hacia ese lugar.

-Vamos - dijo el hombre grande y bajamos las escaleras. Nos quedamos hay. El se agacho y movió las piedras gruesas que estaban ahí y dejo al descubierto la tierra desnuda. La toco con el dedo pulgar, y de la nada, salio un placa de vidrio a la altura de nuestras caras. La placa mostraba unos numero.

-Insertando contraseña de acceso - dijo una voz femenina. El hombre coloco la contraseña - Contraseña correcta. Abriendo - dijo la maquina. 

Y de la nada, estábamos dentro de un ascensor de cristal. En cada de rincón, luces de todos los colores se movían como gusanos.

-No se asuste - me dijo

-¿Porque habría de asustarme? - pregunte.

El hombre no me respondió. Solo me dio una sonrisa, y al mismo momento tocaba un extremos del ascensor. Todas las luces fueron de rapidez en donde el había hundido.

-No te vayas a caer - dijo.

Y antes de tan solo decir algo, el ascensor estaba bajo tierra a todo velocidad.

Todo era extraño. Era muy veloz lo podía notar porque, aun estando bajo tierra, y dentro un ascensor, mi pelo estaba en los aires. Sentía el viento fuerte en todas partes de mi cuerpo. Y gracias a tanta adrenalina, comencé a gritar como desquiciada.

-Estamos llegando - lo mire, y no podía creer tanta relajación. Parecía un poste, en cambio yo, parecía una ave marreada. Sentía que mi cuerpo no podía seguir tocando el suelo de cristal.

Y no deje de gritar, seguía gritando, y cada vez más fuerte.

-Gracias por su viaje - dijo la voz femenina del ascensor 

-Ya estamos aquí - estaba avergonzada de mis gritos.

Las puertas del ascensor se abrieron, y salí, junto al hombre grande.

-Bueno, nos vemos - entro al ascensor, y sin darme cuenta, ya se había hundido en la tierra.

-¿Donde estoy? - Voltee y vi el pentágono. Llévame vida.


🏹

Tanta adrenalina antes, me había echo perder la visión, y no me había dado cuenta de que aquel hombre, me había traído aquí.

Estaba dentro de una cabina extraña, al frente mio había un ventanilla lo bastante grande que podía ver la arena; de oro como lo había soñado. Estaba lleno de personas, era como estar escuchando miles de problemas y sufrimiento juntos.

-Tara - era Katty 

-Oh, por dios Katty - llego corriendo a mi y me abrazo - estoy muy asustada - las lagrimas se me salieron

-Yo también lo estoy - me miro a la cara - Tara, enserio estoy asustada. Esto ahora es extraño, jamas pensé que enserio este día llegaría

-Yo tampoco - se puso una mano en la boca

-Debes protegerte de todo lo que vendrá ahí 

-¿De que hablas? - pregunte 

-Habrán trampas, cosas extrañas ahí, debes proteger, y proteger a Ann, es a la que más daño harán

-Esto no puede ser

-No puedo quedarme mucho, ni decir mucho, pero, te lo digo ahora, protégete, por favor - y salio.

 Todo era tensión. Estoy nerviosa y asustada al mismo tiempo. El pentágono era mi perdición, no, es mi perdición, de hace tiempo lo fue. Pero ahora tiempo de afrontarlo, como siempre he echo las cosas y ser fuerte.

-Estoy lista - al momento de terminar esas palabras, un estruendo me asusto

-La batalla esta apunto de empezar, tomes sus asientos, hagan silencio y vean el momento - dijo una voz masculina, me estaba asustando mucho más 

-En 1, 2, 3  - Mi corazón estaba apunto de salir de mi pecho 

-4, 5, 6 - estaba sudando demasiado, y respiraba muy rápido -

7, 8, 9 - Todo se paro en mis ojos, todo se había congelado, no había más que un suspiro 

-10 - 

y la ventanilla a frente mio se alzo. Dejando el camino hacia la brillante arena, todo el brillo de afuera golpeo mi rostro. Todo el mundo gritaba emocionado, mientras yo, gritaba dentro mio para que alguien me salvase de aquello.

La ElegidaWhere stories live. Discover now