Una Decisión Difícil (#1)

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Año: 2.113

Acababa de despertar en mi cuarto cuando escuche la tetera pitando. Me doble de lado y mire a el techo pensando en lo que haría el día de hoy. Sentía aun algo de sueño.

-¡Tara, ven a desayunar! – era mi madre.

Use mi brazo para alzarme de la cama y me senté en ella; me mire en el espejo a mi izquierda. Me pare y camine hasta el closet, lo abrí y saque mi falda café hasta las rodillas y mi blusa cuello de tortuga negra, todo junto en un gancho. Me coloque mi falda desde abajo en los pies, y después me coloque la blusa, que producía algo de calor. Volví a la cama, en la esquina, y me mire en el espejo mientras me hacía una cola de caballo. Me senté en la cama y saque las botas negras entre las sabanas caídas. Me las coloque de forma rápida. Me pare y enrolle mi pelo con la cola de caballo y hundí la punta entre el moño que me había echo.

Saque aire antes de salir para verme relajada y fui hacia la puerta, gire el picaporte y abrí la puerta para después salir. Camine hasta la cocina, que también era la estancia, donde mi hermana estaba en la mesa comiendo.

-Buenos días madre – estaba de espalda revolviendo huevo

-Buenos días Tara, no crees que es algo tarde – se dobló mientras traía el sartén en mano y la espátula apoyándola en el huevo

-Sí, pero me sentía algo débil, ayer me quede hasta tarde cortando leña – dejo caer el huevo en el plato, después puso el sartén otra vez en el fogón y apago la flema

-Bueno, eso no tiene nada que ver, muchas veces lo has hecho y no te habías quedado hasta tal hora – me senté en la silla y tome un tenedor. Mi mamá se alzó en la vitrina de madera y tomo un pan, me lo puso en el plato

-Que no vuelva a pasar – ahora comienzo a comer.

No quería mirarle a los ojos mientras me reprendía por levantarme tarde, porque ella sabría que estaría diciendo mentiras.

La verdad, me la pase casi toda la noche escribiendo mi nombre en la muralla, porque siento que mi nombre debe estar en todas partes, pero a mi mamá no le gusta que lo haga.

-Tara, algo malo paso – mi hermana April tenía el cabello café ondulado en una cola de caballo, muy linda, siempre, aun que nunca se lo digo

-¿Qué sucedió? – se acercó más a mí

-Alguien se volvió a extraviar – últimamente se han estado desapareciendo miembros de Catania sin rastros, pero yo típicamente no le prestó atención.

-¿Quién? ¿Yo lo conozco? – movió la cabeza de arriba abajo – Dime ahora – Tenía la mirada preocupada y hundía los dedos en la mesa

-Tyler

-¿¡Que!? – comencé a sentir un escalofrió en el pecho, y sudaba más rápido. Sentía un vacío mental – ¿¡Cuando!?

-April te dije que no le digieras a tu hermana, mira cómo se puso.

No podía exagerar, mi mejor amigo se extravía y yo no puedo estar tranquila, solo de pensar, en donde esta y que le están haciendo, me asusta.

-No pude aguantar las ganas de decirle, además, tenía que saberlo aquí, y no en otra parte

-Ni modo – mi madre puso su mano en mi hombro – debes ser fuerte, el tal vez vuelva, tal vez todos vuelvan.

Eso espero.


Ya era medio día cuando las alarmas tocaron, eso podía significar una cosa, una junta social. Para mi opinión, estas juntas sociales son horribles. Todos se unen en una sola parte y hay que soportar el olor del otro, el sudor y manoseos, pero son obligatorias, por defecto.

La ElegidaWhere stories live. Discover now