Amando El Odio (#17)

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Que mierda. El tenia puesto el vestido ¿Qué ha pasado? Creo, que todo lo que pensaba sobre su diferencia ha sobresaltado todo esquema.

-Por fin has llegado – puso la en mano alto, girándola como mariposa - ¿Traes la Skafal? – no dije nada por un momento. Enserio esto era raro

-Si – llegue hasta él con pasos temblosos – toma – se la di lentamente. La tomo con una sonrisa enorme, y comenzó a danzar hasta una ventana con cortinas rosadas; cuando estuvo hay, giro las cortinas, y dio paso a la luz.

-¿Qué...? – me interrumpió con la mirada, y yo quede con los ojos tenues

-Estoy preparando lo más importante – se agacho, y tomo una caja grande de madera color blanca

-No entiendo...

-No entiendes porque tengo puesto el vestido ¿Verdad?

-No – le dije de rapidez

-Tú no sabes usarlo, y tienes que aprender de un profesional. Yo vivo con vestidos, y puedo hacerte usarlo uno como se debe.

Tomo la caja, y la alzo hasta el techo; se alejó un poco, y lanzo la caja la suelo, explotando en humo y agua. Retire mi cara y me lance al suelo, asustada por la rara explosión humeante. El agua cubría mi pelo, y parte de mi cara. En el ojo, una gota había caído. Lo deje cerrado.

-¡Amiéel! ¿Qué ha sido eso? – me levante cuando el humo era escaso

-Tranquila, es solo maquillaje – cuando el humo ya se había cesado, vi la mesa roja, con un espejo en el centro, y miles de productos de maquillaje en ella.

-¿Cómo?

-Es alta tecnología; fue hecha en Armonía – me hizo señas de que fuera donde él.

Llegue rápido, y me quede a su lado. El vestido había perdido todo su encanto.

-Mira – me mostro un labial – esto se llama...

-Labial – me miro sonriente

-No pensé que los de Catania supieran de estos productos – dijo mientras devolvía el labial a su puesto, y tomaba otra cosa

-Bueno. No somos idiotas

-No lo son. Pero ustedes no tienes accesibilidad a tales cosas – abrió un polvo, y saco el algodón; me lo puso en la mejilla.

-Mi mamá... tenía unas... unas...

-Revistas

-Sí, teníamos unas revistas. En realidad le llamábamos: Color vivo, y a veces revistas, pero se me ha olvidado, prefiero no recordar nada de mi madre – tomo mis labios y me los apretó; coloco el labial, y sacudió la punta del labial fría en mis labios

-Tu madre ¿Ustedes se llevan bien? – soltó mis labios y lo volvió a colocar en su puesto; tomo otro producto

-Ella murió – me miro fijo; me di cuenta porque lo mire de reojo, yo, tenía la cara de frente a la nada

-¿Cómo? – mis ojos lanzaron una lagrima por mi mejilla – no, no. Eso no importa ahora, no me cuentes nada

-Ella...

-No. Vamos ahora a pintarte, es hora de que te pongas el vestido y olvides todo.

Eso, quería olvidar todo, perder, nada. Quería ser quemada, pero después, despertar en un plano oscuro y sin sentido. Quería ser reducida a nada. La existencia no era algo que quisiera, era algo que me forzaban a tener. Porque si April no existiera, yo estuviera muerta ¡Diablos! Ese vestido me había hecho olvidar, y ahora, estoy reviviendo mi pasado, estoy rompiendo mi propio corazón. Pensar en April, y que está haciendo, y... quiero olvidar. Estoy atrapada aquí, bueno, hay momentos donde mi mente se desnuda, pero hay otros, como este donde mi mamá me hace querer morir y traerla a la vida, otra vez.

-¿Lista?

-Sí.

Con la Skafal puesta, alzo el vestido por mi cabeza, y lo dejo caer; se acomodó muy bien en mi cuerpo. Lo tenía, tenía el vestido. Mi alma gozaba de alegría, quería vomitar brillo, quería correr. Me sentía libre, más de lo que siempre me he sentido. La Skafal por su parte, me hacía sentir fresca.

-Ya – me cerro el cierre de la espalda - ¿Te aprieta?

-No – si lo hacía. Pero quería tenerlo, sentía como, algodón mojado, era sublime

-Listo – era encantador.

Me mire al espejo y era, estar viva de verdad. El maquillaje, el vestido, yo. Era algo nuevo en mí. Sentía que podía hacer lo que sea.

Antes de ponerme el vestido, Amiéel, me había enseñado como usarlo y moverme en él. También, me maquillo como una diosa. Tenía esa esencia divina dentro de mí, y ese antojo por que las cosas se me olviden. También, quería morir ¿Cómo sería el nombre de este capítulo en mi vida? Veamos, podría ser: Amo el odio. Tiene mucho sentido; amo mucho que la gente me odie; Ann, me odia por darles falsas esperanzas, y mi madre, antes de morir; bueno, yo no sé, pero me debe estar odiando por ponerla en contra a April, y haberle exigido que me diera una disculpa. Ahora en donde este, sabe la verdad, yo también, y quiero morir ¿El vestido funciona? Al parecer, no. Estoy en él, y no hace olvidar, solo por momentos.

-Te ves hermosa – y comencé caminar con los pies secos, y era perfecto.

Después de un rato, ya estaba cansada, pero Amiéel trajo consigo algo en sus manos.

-Los tacones - ¿Tacones, que es un tacón?

-¿Qué es eso? – me miro confundido

-Esto son tacones – me los mostró más de cerca. Era algo hermoso

-Los quiero, ahora. 

La ElegidaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora