Capítulo XV: La cara del asesino en tres tiempos.

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Después de ver a mi padre enfurecido e indignado, mi mundo se volvió pequeño. Me tomó por los cabellos sacándome de la cama. Brian me defendió, e incluso, mi padre lo golpeó por haber interferido. Luego de calmarse, se echó en el sofá de la sala a llorar, pronto recordé que quería evitar otra desgracia o una tragedia como en el pasado.

Ese incidente marcó mi vida. Me quedé pensando lo sencillo que sería la vida si pudiera elegir mis sentimientos o tomar decisiones correctas, pronto recordé que la vida solía actuar de forma improvisada. De cierto modo, terminé de fragmentar los residuos que quedaban de mi hogar.

Aunque mi paz interior regresaba, al recordar que mi hogar nunca fue sólido. Desde mi niñez, siempre había constantes guerras. Éramos simplemente apariencia, y yo era el producto de dos mentes retorcidas.

Esa noche la tensión se sentía a flor de piel. Mi padre no nos dirigía la palabra, y nos evitaba a toda costa. Brian también hizo lo mismo, me dio la espalda después de todo, y dudé de lo que había hecho; pues actuaba de forma cobarde.

Me quedé admirando los portarretratos que estaban colgados en la pared de la sala, frente a la escalera, que llevaban a las habitaciones. Había fotos de casi todas las etapas, y lo más irónico, es que no salíamos los cuatro juntos. Algo me estaba faltando, y en mi mente apareció Chriss, ni siquiera lo había llamado; seguramente estaba esperando por mi llamada o quizá estaba durmiendo.

Al principio me sentí fatal, estaba cometiendo un acto deshonesto si se suponía que le daría una oportunidad al regresar, por lo menos con él tenía tranquilidad, pero siempre lo volátil me volvía adicta... Brian. Decidí darle una vuelta a mi madre, cuando miré el final de las escaleras, ella estaba allí, como un fantasma. Me miraba con tanto odio que erizó mi piel y poco a poco empezó a bajar los peldaños.

— Debí haberte abortado cuando supe que estaba embarazada de ti – me cacheteó-. Eres una impura ¿Cómo has podido meterte con tu hermano? ¿Pensabas que jamás me enteraría? – preguntó enfurecida, su respiración se agitaba-. Escuché todo, pero decidí calmarme.

— ¡Déjame explicarte! – rogué, pero volví a sentir la bofetada-. Golpéame si eso te hace feliz – la reté-, pero eso no cambiará la situación de las cosas, es mi medio hermano, no es mi hermano.

— ¡Sigue siendo tu hermano! – gritó.

— Te llamas devota, das tres golpes en el pecho y tú eres una asesina – la culpé enfurecida.

El silenció reinó unos instantes.

— Ese arete de perla que encontraron, es tuyo. Tú mataste a Giselle – la señalé.

Mi madre comenzó a reírse de manera descontrolada, y finalmente bajó el último escalón, mientras yo retrocedí dos pasos.

— Tú sabes muy bien que yo no fui – dijo con seguridad-. Tú y yo sabemos quién es el culpable ¿Lo sabes verdad? – me susurró con temor muy cerca de mi oído-, pero el demonio quiere emboscarnos, tenemos que salvarnos.

— ¡No lo sé!

— Tampoco lo sabrás - besó mi mejilla.

Mi madre había enloquecido. De la nada sacó un cuchillo y empezamos a forcejear, intentaba matarme. Fueron mis gritos de socorro que hicieron aparecer a mi padre en mi auxilio, segundos que se volvieron una eternidad.

Pronto mi madre se desplomó en el suelo a llorar, cuando mi padre la tomó de la cintura para apartarla. Brian, en ese entonces, ya le había quitado el cuchillo, y seguidamente estaba llegando una pequeña camioneta blanca para llevarla al psiquiátrico.

Revealing Dreams - SacrilegioWhere stories live. Discover now