Capítulo II: Besos a ciegas.

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Cuando Brian llegó a casa de Afgan, imaginó que todo sería más calmado, quizá una reunión y no una gran fiesta. No esperó encontrarse con tanta multitud: parejas de todo tipo, bailando música electrónica. Le pareció más interesante de lo que había imaginado. De momento se detuvo a observar si conocía a alguien; su mirada se dirigía a todos lados, pero no encontraba a alguien especial.

— ¡Qué bueno verte! – exclamo Afgan-. Seguro imaginaste lo que no debiste imaginar.

— La verdad pensé que sería...

— ¿Una reunión de tontos? –interrumpió-. ¿Dónde todos hablan de su día a día? Y al rato todos en silencios porque no tienen temas de conversación ¿Eso pensaste?

— ¡Exacto! – exclamó una chica de tez blanca y cabello castaño recogido que se aproximó a ellos con cierto interés-. Algo así como tú... de tontos.

— Me han robado la palabra de la boca - dijo Afgan.

Brian rió. Pasó su mano ligeramente por su cabello, luego cruzó los brazos, y apretó los labios fingiendo una sonrisa.

— ¡Qué mal educado es Afgan! Ni se ha tomado la molestia de presentarnos – dijo la chica, esbozando una sonrisa y seguidamente extendiendo la mano.

— ¡Oh! – Exclamó Afgan-. Espera no se presenten yo los presento. Brian ella es un misterio, mejor conocido como Li.

Brian miró el hermoso antifaz veneciano cubriendo el rostro de la chica.

— ¡Li! – extendió la mano-. Un placer conocerte.

— Brian Vanderhoef.

Li trataba de no mirarlo directo a los ojos. Sentía cierto magnetismo y timidez que podían dejarla en evidencia. Quizá la mirada de Brian le parecía intensa y fuerte.

— Ella es la chica de que te hablé – dijo Afgan guiñando el ojo-. ¿Te acuerdas?

— Sí – afirmó Brian dudando-. Realmente rara – le susurró-.Voy a saludar a Giselle, la acabo de ver.

Afgan lo retuvo y también murmuró cerca de su oído.

— No es tan tímida como parece, me ha impactado su forma segura de ser.

— Sí – suspiró-. Suele pasar ese tipo de situaciones, no te preocupes.

Brian se dirigió hasta su amiga y conversaron, mientras sus pies se movían al ritmo de la música, pero no bailaban como tal. Fue una conversación amena, entre risas, sin haber tomado licor. Un par de horas después las personas fueron aumentando su intensidad en los bailes, ya el sudor recorría por la piel de algunos. Otros se besaban, mientras que Afgan y Li, estaban sentados en una silla observando con gran sorpresa la acción de todos.

Las luces intermitentes le daban aquel toque sensual a los bailes. Habían entrado en una especie de trance, donde sus cuerpos sólo reaccionaban a sus sentidos. Brian fue halado por Giselle a una habitación solitaria y a oscuras. No se escuchaba nada más que la respiración de ambos. Ella vendó sus ojos y lo sentó en la cama, mientras él escuchaba la puerta cerrarse lentamente.

— ¿Te fuiste? – preguntó extrañado al sentir que se alejaba-. ¿Hay alguien aquí?

— ¡No hables! – ordenó una voz sensual-. Dedícate a sentir.

La voz se escuchaba un poco distante, por lo que Brian intuyó que quizá se estaba desnudando.

Brian sintió unos labios tibios rozando los suyos, estaba algo extrañado. Presentía que no era la misma persona, pero sólo se dejó llevar. Fueron despojándose de su ropa poco a poco. En las ocasiones que él trataba de tocar el rostro, sentía las manos del otro ser apartarlas.

Revealing Dreams - SacrilegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora