9. Daniel, la reina del drama.

158K 5.9K 435
                                    

—¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESTO, ISABEL CLARKSON?! —bramó una voz a lo lejos. Apreté un poco mis ojos sin querer abrirlos—. Oh mi Dios, oh mi Dios, oh mi Dios —escuché decir a la misma voz repetidas veces, haciéndome abrir mis ojos.

Apenas lo hice, encontré a Daniel, caminando de un lado a otro por mi habitación, pasándose las manos por el cabello y con los ojos abiertos como platos.

Zack estaba a mi lado, sentado en la cama, mirando a Daniel preocupado.

¿Qué demonios?

—¿Qué pasa, Daniel? —pregunté sin entender la situación, bostezando y estirando los brazos por encima de la cabeza haciendo a varios de mis huesos crujir.

Daniel se volvió hacia mí y me señaló con su dedo índice.

—Nada de "¿qué pasa, Daniel?" —imitó mi voz en un intento fallido—. Me podrías explicar... ¡¿QUÉ DEMONIOS HACE ZACK CLEVELAND AQUÍ, EN TU CAMA?! —gritó.

Rodé los ojos.

—Déjate de estupideces, que no hicimos nada malo —expliqué—. Además, yo no te digo nada cuando vas por ahí con tus "amiguitas".

—¿Acaso yo las traigo a casa cuando mamá no está? —preguntó, e hizo una seña para que me callara cuando iba a contestar—. No respondas eso —pidió—. Zack, más te vale salir por esa puerta ahora —gruñó en dirección al idiota a mi lado.

Zack se levantó de un salto y salió de allí más rápido que inmediatamente.

Bufé.

Por dios, ¿quién mierda le tiene miedo a un idiota como Daniel?

Exacto, alguien aún más idiota.

Apenas Zack salió, Daniel cerró la puerta y se giró hacia mí nuevamente.

—Me has decepcionado, Isabel —dijo negando con la cabeza, como si fuese una madre—. Has traicionado mi confianza, ¿dónde quedaron los valores que te enseñé?

¿Qué?

¿Acaso está drogado o qué mierdas le pico?

—¿Qué? —interrogué frunciendo el ceño.

—Yo que creí que eras una chica buena, que no andaba en malas andanzas —comentó con la voz algo afligida.

Oh mi Dios, ¿acaso iba a llorar?

Rodé los ojos.

Este chico parecía una esposa cincuentona que anda limpiando todo el día y se da cuenta de que su esposo tiene una amante.

—Yo que...

—Déjate de tanta mierda, Daniel —Le interrumpí antes de que continuase su discurso—. Zack y yo no hicimos nada, por Dios, sólo durmió aquí porque estábamos que nos íbamos en mierda del miedo.

Él me miró confundido.

—¿Qué? —Ahora fue su turno de preguntar.

—Ayer escuchamos sonidos raros abajo y, cuando bajamos, no había nadie, entonces nos asustamos, subimos y después nos acostamos a dormir. Fin de la historia —expliqué. Él me miró, no muy convencido—. ¡Por dios, Daniel! ¡Aún soy virgen!

Y, como si esas palabras fuesen sagradas, pareció tranquilizarse. Soltó un suspiro de alivio y comenzó a respirar con normalidad.

—Yo venía a decirte que no te quedaras dormida hasta tarde y, cuando vi la puerta cerrada, busqué la llave. Encontrarme a Zack aquí fue espantoso —confesó—. ¿Por qué no lo dijiste antes?

Insoportable [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora