23. ¿Qué demonios me está pasando?

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Suave, lento, hierva buena con un poco de ponche, delicado...

Esas son las primeras palabras que se me vinieron en los cinco segundos que duró el beso.

Sólo me bastaron cinco segundos para saber que Zack llevaba años de práctica en esto.

Lo aparté de mí en tiempo record, y él permaneció unos pocos segundos con los ojos cerrados.

Cuando los abrió, una radiante sonrisa se posó en sus labios.

–Eso fue...

– ¡NO! –exclamé escandalizada, interrumpiéndolo.

Su mirada se posicionó en la mía, y en ese momento su cara cambió de alegre a preocupada.

Intentó acercarse a mí, pero yo fui más rápida. Esto debería parecer el típico juego "un paso adelante, y dos atrás."

–Isabel, no...

– ¡Cállate! –chillé.

¿Por qué me comportaba así? Ni yo misma lo sabía.

Él intentó acercarse de nuevo, pero su intento fue fallido.

–Zack, es...

–Prepárense para la coronación del rey y reina del baile. –resonó la voz de un profesor, por las bocinas, haciendo que mis palabras quedaran ahogadas.

Aproveché el momento de despiste para comenzar a alejarme.

Desgraciadamente, y para mi malísima suerte, Zack comenzó a seguirme.

Rodé los ojos, y bufé, sin detener mi caminata.

Este chico era demasiado persistente cuando se lo proponía.

Maldición, estos malditos tacones de mierda no servían para nada.

En un pequeño tras pie, Zack me tomó por el brazo, evitando que me cayese, y perturbando mi huida.

–Tenemos que hablar. –dijo, con toda la seriedad que le había visto en mi vida.

Estabilicé mis pies al suelo, tacones de mierda.

Tragué pesadamente.

Abrí la boca para hablar, pero de nuevo la voz del profesor resonó por el establecimiento.

–Zack Cleveland, suba al escenario para recibir su corona.

Y eso fue como dulce para mis oídos.

Puedo jurar que en ese momento oí el cantar de los ángeles, y vi una luz divina iluminando todo.

No obstante, todo eso se fue en el momento en que Zack se quedó allí parado sin moverse.

Lo miré esperando con todas mis fuerzas que se fuera a recibir su puta corona, pero nada.

–Zack, segundo llamado para Cleveland. –volvió a llamar.

Yo miraba todos los movimientos de Zack, esperando a que se fuese para huir de una maldita vez.

¿Qué me pasa?

Yo jamás huyo de nada ni de nadie.

Pero necesitaba pensar.

¡Me había besado!

Y no era un simple beso, ¡era mi primer beso, maldita sea!

Mi. Jodido. Primer. Beso.

Mierda...

–No pienso irme sin hablar. –sentenció.

Más y más mierda.

Insoportable [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora