Capítulo 27.

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Capítulo 27.

*Irene

Habían pasado cinco semanas después de aquello. No había vuelto a abrir el cajón de la mesita de noche para nada, ni siquiera para guardar cosas. Era como una especie de mueble tabú para mí.

No me había atrevido a abrirlo.

Pero ese viernes, después de que Brave se fuera de mi habitación sobre las doce de la noche, me había puesto a contar cuantos meses habían pasado des del accidente de Víctor. Fue a mediados de Septiembre, y de eso ya habían pasado doce semanas. Tres meses aproximadamente. 

Víctor sólo estaría fuera cuatro meses.

Para eso quedaba un mes.

Si, los cálculos se me daban genial, pero el tener que enfrentarme con chicos no es que fuera mi punto fuerte.

Me vi a mi misma con el sobre en las manos. Quedaban un par de semanas apenas para navidad, la cual yo pasaría seguramente en ese internado con los demás alumnos que estaban en mi situación. No me hacía nada de gracia pasar mis navidades sola, sin amigos y recordando a mi familia a cada segundo.

Tampoco quería estar tres semanas separada de Brave.

Y también era consciente de que Víctor podría aparecer de un momento al otro durante esos primeros días de enero. Y yo aún no había leído su carta.

-Tampoco creo que sea para tanto, han pasado tres meses Irene… -murmuro para mí misma, levantándome de la cama y dando vueltas de un lado al otro, con la mirada fija en la carta encima de la cama-

Me acerco a ella, y la vuelvo a coger.

¡¿Des de cuando me había convertido en una tía tan sensible?!

Rompo obertura del sobre en un movimiento rápido, y me apresuro a coger el papel que hay dentro. Me siento sobre la cama mientras lo desdoblo, y suspiro un par de veces mientras me preparo a leer lo que pone en la carta.

~

*Brave

Me apresuro en salir de la habitación rápido. Me hubiera gustado salir antes, se estaba haciendo muy tarde y como me pillasen por aquí a estas horas me la cargaría. Y demasiado.

Corro por los pasillos oscuros hasta llegar a la zona de secretaría, donde están los teléfonos para llamar a familiares y demás los fines de semana.

Descuelgo uno de ellos y rápidamente marco un número bien conocido, la voz de mi madre suena después de varios pitidos.

-¡Mamá! –Susurro- ¿Cómo estás?

-¡Hijo! ¿Qué haces despierto a estas horas? –Pregunta extrañada-

-Nos han dejado quedarnos hoy hasta un poco más tarde… -miento- mamá, verás. Quería comentarte algo.  ¿Recuerdas que me dijiste que este año pasaríamos la navidad en Francia?

-Sí, claro. En familia.

-¿Puedo traer a alguien? –Pregunto enarcando una ceja, como si ella me estuviera viendo-

Brave [1T]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora