Capítulo 53: Nuestro.

40.7K 3.5K 406
                                    

Brístol, Inglaterra.

Presente.


Apenas lo vi desaparecer dentro de la que supuestamente era mi alcoba, no la de ninguno de los tres disfrutando de la añorada comodidad de mi cama, pude haber cometido los mismos errores del pasado, pero no lo permití. En el presente estaríamos juntos si hubiéramos luchado en la misma dirección, no el uno contra el otro. Esta vez no permitiría que sucediera lo mismo. Tras haberlo dejado todo atrás y si seguíamos amándonos como enfermos, ¿qué era lo que nos impedía estar juntos? ¿Su estúpido comportamiento cuando un par de horas atrás se enteró que estaba embarazada? Sí, era eso, pero aunque me dolía admitirlo estaba justificado. La causa de su inseguridad no era otra que mi estupidez al pensar que estando con Patrick sentiría al menos una porción de la felicidad que sentía con Ryan. Era comprensible que necesitara pruebas y promesas para asegurarse de que lo que crecía dentro de mí era producto de nuestro amor, no de mis errores.

Pruebas y promesas o una loca mujer embarazada armando un escándalo a las dos de la mañana frente a su puerta, hora en la que el programa de parejas que me ayudó a entender su expresión cuando le informé mi estado, trataba sobre una esposa infiel y el terror de su marido de que el bebé fuera de su hermano, terminó.

─Ryan... ─susurré tras tocar─. Ryan ─dije un poco más alto─. ¡Ryan!

No respondía, así que toqué y toqué hasta que escuché su respiración.

─Marie, ¿estás bien? ─preguntó al otro lado de la puerta.

Seguía sin abrirla.

─Estaría mejor si no hubieras actuado como un imbécil ─admití mirándolo a los ojos cuando por fin salió. Lucía mucho más atormentado de lo que yo me sentía. Era obvio que no había conseguido dormir─. Me heriste.

─El amor de mi vida me dijo que está embarazada y no sé si soy o no el padre, ¿cómo quieres que me sienta?

Ryan me arrinconó contra la pared del pasillo. En esta posición colocó su palma contra mi vientre sin pedir permiso para hacerlo. Me estremecí. Estaba fría, pero a la vez tan cálida. Esa precisamente era la esencia de nuestro amor. Nunca sabríamos si dolía más de lo que nos hacía felices, lo cual a su vez también era el enigma que nos uniría de por vida. Juntos lo descubriríamos.

Debía ser así.

Tenía que serlo.

─¿De eso se trata todo? ¿De saber si es tuyo o no?

─Esta se supone que son cosas sobre las que no debería sentir dudas.

─¿Me amas? ─Coloqué mi mano sobre la suya cuando asintió─. Confía en mí.

─¿Cuánto tiempo tienes? ─preguntó al cabo de unos segundos de silencio.

─Lo suficiente para que la prueba arrojase positivo y no me dejaran donar sangre al banco ─contesté con tono suave─. Entre tres y dos semanas.

─Dos semanas...

─Estuvimos juntos de nuevo hace dos semanas ─le recordé.

─¿Con él estuviste después?

Presioné la frente contra su hombro─. Solo una.

Sentí como sus puños se apretaban─. Bien.

─Lo siento.

─Esa mierda ya no importa, Marie. ─Mordió mi cuello─. Así sea suyo eres mía, ¿o no? Eso es lo me parte la cabeza. ─Tragó─. Sería malo saber que no es nuestro, no mentiré, pero lo sabré sobrellevar si estás conmigo para soportarlo. Si no lo estás...

Deseos ocultos © (DESEOS #2)Where stories live. Discover now