Capítulo 44: Amenaza detectada.

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Brístol, Inglaterra.

Presente.


Cuando Aviones terminó, me ofrecí a llevar a los tres a la casa de John y Luz cuando los vi preparando bolsos para pasar la tarde en su alberca. No me gustó tener que separarme de Marie tras saber que nunca había traicionado nuestro amor, pero era lo mejor para Mags y Willy que se distrajeran un rato antes de volver al hospital para visitar a su mamá. Por más que me jodiera, aceptaba el hecho de que ellos eran parte de la vida de Marie ahora y que cada decisión que ella tomara los involucraba. Tenía cosas de las que encargarme en la ciudad para remediar mis faltas en la sede principal en Cornwall. Mi labor con Loren no era solamente resguardar y asegurarme de que la mercancía estuviera a salvo, no, iba más allá. También involucraba ensuciarme las manos para dejarle el camino limpio, darle un panorama libre de trucos y trampas, para negociar siendo consciente de la naturaleza de sus compradores, socios o vendedores.

Tomé su mano antes de que se bajara del todo del auto─. ¿Cómo estamos?

─No entiendo a qué te refieres.

─¿Estamos juntos? ─pregunté con cuidado.

El hecho de que nos hubiéramos librado del pasado, no prometía nada en el presente. Seguía en medio de nosotros, como un elefante, el hecho de que metí la pata al no contarle lo de su hermana. Eso no era algo que Marie me pudiera perdonar de un día para otro. Si decía que sí, mentía. Y yo no quería su perdón así, dado de la nada, porque en dicho caso sería algo que estaría estorbándonos para siempre haciéndola dudar. Lastimándola. Tampoco quería incomodarla yendo demasiado rápido otra vez. Ese era un error que habíamos cometido dos veces. No me arriesgaría a una tercera. Debíamos superarlo por nuestro bien. Por un futuro con el pronombre «nosotros», no «yo» y «ella».

La cuestión era si juntos o separados.

La decisión estaba en ella y en cómo se sintiera más cómoda.

Sabía la respuesta antes de que mencionara las dos putas palabras, pero que lo confirmara en voz alta me ayudó a asumir que por amor, por amarla, tenía que esperar un poco más─. Necesito tiempo. ─Se inclinó hacia mí y depositó un beso en mi mejilla. Quise besarla, como realmente besarla hasta que nos quedáramos sin respiración, pero no lo hice para no agobiarla. Ya había tenido suficiente del Ryan egoísta de mierda─. Ellos necesitan estabilidad. ─Presionó sus labios entre sí antes de añadir─: Es lo mejor.

─Lo entiendo.

Alzó las cejas, incrédula─. ¿Lo haces?

─Te amo. ─Dolió decirlo en voz alta sin estar seguro de si recibiría una respuesta o no. Al ver cómo su rostro se descomponía, aclaré mi garganta─. Te amo y haré lo que sea por ti. Incluso esperarte un poco más. ─Me encogí de hombros─. Debo ganar tu confianza de nuevo, Marie, ¿crees que no lo sé? Lo único que he hecho últimamente es imponerte mi presencia. ─Le sonreí. Estaba fuera del auto mirándome con ojos risueños y pasivos, observadores, como si no quisiera volver a pasar ningún detalle de la vida por alto. Como que habían sido Cornelia y Sad follando como conejos y no yo engañándola, por ejemplo─. Haré que quieras estar conmigo por voluntad propia, pero comprendo que necesites tu espacio. Por más que me ames... ─Le di unos segundos para afirmarlo. No lo hizo. Suspiré─. Debes saber qué hay en el menú además de mí.

Una sonrisa traviesa, esa llena de malicia de la que me había enamorado y que hacía que el bulto en mi pantalón creciera de forma incómoda, se extendió lentamente por su hermoso rostro. La imité y absorbí cada centímetro de él. Nunca más lo pasaría por alto. Primero iban sus sentimientos y luego los míos. De eso se trataba. Ella, su bienestar, iba primero. Jamás fue su intención hacerme daño. La charla de hoy había confirmado lo que en el fondo de mí sabía: ella nunca me decepcionó. Yo, en cambio, lo hice una y otra vez al lastimarla solo para hacerla tan infeliz como yo. Necesitaba enseñarle que a mi lado había más que dolor, recordarle que sabíamos ser felices, o renunciar a ella. Solo debía mirarla con atención para darme cuenta de lo profundamente herida que estaba por mi culpa. Sus cicatrices debían sanar antes de que pudiera ser capaz de amar correctamente a cualquiera. Incluyéndome.

Deseos ocultos © (DESEOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora