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—Pero es que eso no depende de nosotros —Me reí.

—No me importa. No te irás de aquí. —En un movimiento rápido juntó sus labios con los míos y no se alejó por unos cuantos segundos. —No te dejaré ir. —Me besó de nuevo. 

—Pero... —Me interrumpió de nuevo. —Nia... —Otro beso.

—No. —De nuevo. —No te irás. —Otro más. —¿Me entiendes? —Ésta vez me miró a los ojos. Sentía que me estaba hipnotizando y no pude reaccionar de otra forma que asintiendo con la cabeza y mirarlo como una boba. Amo sus ojos. 

Esbozó una sonrisa y no dejó de besarme, me tomaba la cara, luego me abrazaba y me acercaba más a él, seguía besándome. Wow. Metió su mano entremedio de mi cabello y de a poco me hizo apoyar la cabeza sobre la almohada. Él, en cambio, se encontraba apoyado con un codo sobre la cama y con el otro me acariciaba el pelo y la nuca. 

Pero como dicen, "de lo bueno, poco", pues el perfecto y maravilloso momento se vió interrumpido por mi teléfono -como siempre-. 

—¿Sí? —Atendí, después de aclararme la garganta. 

—Hija, ya es hora de volver a casa, ¿Dónde estás? 

—En casa de Niall, pá. Ahora vuelvo. —En el momento en que dije eso, miré a mi novio casi por instinto; sus ojos se pusieron tristes y miraron hacia abajo. Una vez que corté el teléfono, lo lancé sobre la cama, haciendolo rebotar lejos de mí. Él seguía con la mirada perdida. —Lo siento. —Musité.

—¿Qué sientes? —Hacía un minuto estaba sonriendo, ¿podríamos traer esa sonrisa de vuelta?

—Siento tener que irme. —Supongo. —Siento que todo para nosotros de alguna manera resulte salir mal, como si algo o alguien no nos quisiera juntos y felices. —Suspiré, tratando de hacer desaparecer el nudo que se me formó en la garganta. Carraspeé y tragué saliva. 

Niall me miró con dedicación y pasó su mano por mi cara, recorriendo desde mi sien hasta el final de mi mejilla, luego depositó un beso pequeño en mis labios. 

—Vamos, antes de que tu papá se moleste. —Asentí con la cabeza y me incorporé sobre la cama, arreglé un poco mi cabello y me puse de pie en el suelo. 

Bajamos las escaleras y anunció mi retirada, entonces yo me despedí y di las gracias, como Mimi me enseñó desde muy chica. Nos subimos al auo y nadie abrió la boca en todo el camino. Maldito ambiente lastimoso, ¡cuánto lo odio! Niall aparcó afuera de mi casa, se bajó del auto, lo rodeó y abrió la puerta de mi lado, para ayudarme a bajar tomando de mi mano. Nos acercamos a la puerta y le di al timbre. Will no tardó mucho en aparecer tras la puerta; por alguna razón pienso que alguna especie de instinto paterno le provocó atender él y no Jeff. Quizá algo le indicaba que Niall me acompañaría hasta la puerta.

—Hola hija, —besó mi frente y se dirigió a Niall. —Hola, qué tal. —sonrió, estiró su mano en el aire, entonces él la tomó, también sonriendo. 

—Soy Niall. 

—Lo sé. —Algo que me encanta de Will, es que no es de esos padres que te avergüenzan frente a tus amigos o novios, sino que simplemente es gentil y relajado frente a ellos. Siempre puedo tener la seguridad de que no se comportará como un padre posesivo o aparentador... o nada por el estilo. 

—Le dejo a su hija sana y salva. —Bromeó. 

Will soltó una risa y aseguró: —Sé que estaba en buenas manos. —Después de ésto, hizo un par de bromas y se despidió de él, volvió adentro y dejó la puerta entreabierta para que yo pudiera despedirme de mi novio y pudiese entrar después. 

Aunque no nos dijimos muchas cosas, supongo que ninguno de los dos había asumido aún el hecho de que en realidad había altísimas probabilidades de no volver a vernos jamás, por lo que fue algo así como una despedida corriente, casi como un "nos veremos luego".

Entré a la casa, haciendo mi mayor esfuerzo por distraerme y como sea no pensar en absolutamente nada que pudiera ponerme mal... porque ese definitivamente no es mi estilo.

—¡KEYRA! —Chilló Toff. Qué le pasa ahora. Se acercó corriendo, me abrazó bien apretado y comenzó a repartir besitos por toda mi cara como una loca sicópata.

—Qué te está sucediendo, Toff. —Arrugué todas mis facciones, tratando de zafarme de sus brazos. 

—Dice Will que el Lunes tendrás tu primera operación —Anunció, esbozando una sonrisa del tamaño de una sandía. Genial, mi plan de ovidarme del asunto va de viento en Popa, al parecer.

—¿y? —Pregunté, bajando mis párpados hasta la mitad de mis ojos. 

—Yyyy.... Dijo también que va a ser en la Clínica de Londres. —¿Qué? ¿No me voy?

—No me... No... —No podía terminar las frases. ¿Cómo diablos logró que Mimi cambiase de opinión? Sentía que lo único que había en mi mente era algo así como asdfghjklertyuiopcvbenmamihou y sí, es impronunciable.

Toff asintió con la cabeza, sin dejar de sonreír y la abracé por menos de dos segundos, dejé caer mi cartera al suelo y corrí hasta la oficina de papá. Entré sin tocar la puerta, sin siquiera pensarlo y lo abracé como nunca y comencé a repartir besitos por toda su cara, tal como hizo Toffee. Vamos, ¡la situación lo ameritaba! Will comenzó a reírse y me atrapó con sus brazos, haciéndome caer sobre sus piernas, que descansaban sobre su silla giratoria. 

—Gracias papá, ¡te amo! 

Papá me explicó en pocas palabras que le había dicho a Mimi que no me enviaría de vuelta a San Clemente bajo ninguna circunstancia, ella le dijo que en ese caso le pondría una demanada y Will aceptó. Dijo que nada cambiaría su opinión. Finalmente Mimi de una u otra manera recapacitó e hizo una llamada por la tarde, mientras yo estaba con Niall y le dijo que firmaría mi permiso legal y toda esa basura. Me imagino que temía que mi tratamiento no comenzara mientras la demanda y las visitas al juzgado no terminaran, lo cual es un proceso largo que, según dijo Will, podría incluso provocar que yo muriera durante el proceso. 

No, no es que a Papá no le importase que mi tratamiento no pudiera comenzar, sino que, por el contrario, él sabía que eso haría que Mimi cediera y todo resultara mejor. Además Mimi dijo que vendría a Londres dentro de este mes y se quedaría por muchísimo tiempo conmigo para vivir este proceso junto a mí. Sólo espero que ella y Papá puedan llevarse bien algún día. No digo que sean amigos, sólo quiero que puedan entablar una conversación civilizada y, si no es mucho pedir, un par de risas también.

Me acosté tan temprano como pude; fueron demasiadas emociones en un sólo día como para seguir con una gota de energía. Ya estaba lista y dispuesta, cuando mi teléfono recibió un mensaje y, por primera vez en mucho tiempo, no me molestó el que sucediera, por el contrario, me emocionó bastante porque sabía que sería de Niall.

«Espero que me mantengas al tanto de todo lo que pase con tu tratamiento. Te quiero. —Niall»

Mi estómago se revolvió, de verdad no sabía dónde meter tanta felicidad dentro de mi cuerpo, era increíble. Me mordí los labios y me eché hacia atrás, dejándome caer sobre la almohada de la cama. Suspiré, agradeciendo a Dios que las cosas serían un poco más amenas desde ahora. Pero agradecía muchísimo más el que Niall me diese una tercera oportunidad. La tercera es la vencida, como dicen y estoy más que segura de que así es.

«Bien, aquí va la primera información: Mi primera operación será éste Lunes en la Clínica de Londres. Las cosas se están arreglando y no me iré a ninguna parte :) ¡Te quiero muchísimo más! —K»


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora