2

8.2K 410 9
                                    

Puso mis cosas en el maletero, mientras que yo me acomodé en el asiento trasero.

Durante todo el camino miré por la ventana, admirada por la hermosa ciudad en la que me encontraba. Había amanecido hace apenas unas horas y el reloj digital en el tablero del auto marcaba las 9:00am. Todo era totalmente distinto al ambiente veraniego que se vivía en San Clemente, y al parecer era cierto eso de las casillas telefónicas y buses rojos por doquier.

Era un lugar increíble y estaba ansiosa por comenzar a formar parte de mi vida ahí.

Al llegar, entré corriendo a la casa, pero me detuve frente al nerviosismo, que me impidió dar más de dos pasos dentro. Pisé la brillante madera que cubría todo el hall central. Era una casa enorme y se respiraba un aire algo solitario en el lugar, pues no volaba ni una mosca y hacía un poco de frío, a pesar del cielo despejado que crubría toda la ciudad.

—¿Y mi padre? ¿Qué pasó con todos? –pregunté, un poco alarmada.

Jeff bajó la mirada hasta llegar a mis ojos y respondió, sonriente. —Ya vienen. —respuesta que me dejó tranquila y satisfecha, pero que no quitaba la emoción que recorría cada célula de mi cuerpo por ver a Will nuevamente.

Presionó con su dedo un botón, al lado de la puerta de entrada, junto a un pequeño parlante. Se oyó con claridad una voz bastante profunda: '¿Sí?'

—Ya estamos aquí, Will.

Bastó que pasaran unos segundos, cuando comenzaron a oírse un montón de pasos desde arriba, bajando por la escalera que tenía frente a mí.

El nerviosismo me comía por completo y no podía controlar el terremoto que habitaba mis manos, más que juntándolas detrás de mí. Sentía que iba a tragarme mi propio corazón.

Entonces vi a un hombre muy alto, de cabello oscuro y con una sonrisa demasiado familiar como para confundirla. Él si era mi padre. Y venía acompañado de 3 personas más:

Una chica extremadamente alta, al menos al compararla con mi menudo tamaño, su cabello rubio y lacio y un par de grandes ojos oscuros que miraban con indiferencia.

Luego, un chico de cabello oscuro y desordenado. Tanto o más alto que la chica, con una sonrisa nerviosa y una mirada perdida.

Y, por último, una segunda mujer, tan sólo un par de centímetros más baja que los anteriores, pero que, aún así, yo parecía un minion a su lado. Su cabello era muy largo y oscuro y tenía los mismos ojos que sus hermanos, su sonrisa se veía muy amigable y llamativa.

No sabía cómo reaccionar frente a la situación y la cantidad de personas que me observaban. De pronto sentí una humedad en mis manos, las separé detrás de mí y sólo las sostuve con el dedo índice de cada una.

Will me observó detenidamente, con una cantidad de emoción interminable en su mirada. Se acercó con sus brazos abiertos y me proporcionó un afectuoso abrazo. —Mi hija, estás tan grande y linda —Me sentí incómoda en un principio, pero pronto toda la nostalgia que había sentido el tiempo que no estuve con él pareció hacer efecto.

Sentí un leve ardor en los ojos, pero bastó pestañear un par de veces para quitarlo.

No hacía más que sonreír y respirar profundamente. De inmediato sentí su aroma tan característico, recuerdo que desde pequeña podía reconocer a Will por su perfume y ese olor que se impregnaba en donde él estuviese.

Se alejó de mí unos centímetros para presentarme a mis hermanastros, que se veían bastante incómodos, para ser honesta.

—Bueno Key, ella es Tiffany —indicó papá, mostrándome a la chica rubia, quien sólo me observó con indiferencia y pronunció un corto 'hola'. Respondí un poco tímida y me presentó al chico –Mike –y a la otra chica –Daniella. Los dos últimos se mostraron un poco más interesados en conocerme que Tiffany, quien dió retorno por las escaleras apenas papá pareció relajarse.

Durante el almuerzo, el único que hacía un intento por entablar una conversación era Will, todo el tiempo hacía comentarios sobre lo rica estaba la comid o me preguntaba cómo había estado mi viaje, entre otras cosas no muy interesantes. 

Pero ninguno de los chicos mostraba otra intención más que comer pronto y volver a sus actividades.

Fue bastante incómodo, la verdad y creí que jamás lograría acomodarme con mis parientes.

Después de comer, Daniella me llevó a su cuarto, donde dormiría con ella. 

Apenas me instalé en su espacio con mis cosas, comenzó a bombardearme de preguntas.

—¿Por qué dices que viajaste hasta aquí? — fue la primera.

—Ahm... — pensé en una respuesta inteligente, que no delatase mi mentirilla. — Mi tía perdió su trabajo y no quería ser una carga más para ella. Además extrañaba mucho a papá y sabía que él si podría mantenerme —terminé, con una sonrisa espontánea.

—Guau — fue todo lo que dijo y de nuevo se volteó en la silla de escritorio que tenía frente a su computadora.

Creí que sólo preguntaría eso, pero luego preguntó otra cosa, sin quitar la vista de su ordenador ni el caramelo en palito de su boca, que no dejaba de saborear.

—¿y sólo vivías con tu tía? 

— Sí. Sólo ella.

A veces me setnía algo culpable de que Mimi no tuviera algún novio y pasara tanto tiempo conmigo en casa. Desde que mamá había muerto, ella no hacía otra cosa que trabajar y estar en casa. Quizá esa era también una de la razones por las que me estaba yendo de casa por dos años.

Tal como Daniella, intenté distraerme con algo mientras oía y respondía cada una de sus preguntas. Por lo que me dirigí a uno de mis bolsos y me puse de cuclillas frente a él, para comenzar a ordenar mis cosas.

—¿Qué hay de tus amigos? ¿Tenías muchos allá? —Preguntó, y una pequeña carcajada salió de su garganta unos segundos después de su pregunta. Me volteé a verla sin entender por qué se reía, pero sólo había sido un comentario de la persona con la que hablaba, vía mensajes instantáneos, entonces comenzó a teclear rápidamente en la ventanilla de conversación.

—No muchos, sólo los precisos. —Respondí y volví a lo mío con mis pertenencias. De a poco comencé a desocupar la maleta, dejando mi ropa de forma ordenada sobre la cama.

—Yo no ordenaría mis cosas aún, si fuera tu. —sugirió, aun sin mirarme. 


Eternidad (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora