19. Johan

147 14 1
                                    


—No te muevas, quédate así un poco más —mi voz sonaba como la de un niño caprichoso pero sinceramente no me importaba.

Apenas llevábamos un día juntos y tendría que esperar hasta el fin de semana siguiente para poder abrazarla y besarla como yo quería, por lo que estaba aprovechando todo lo que podía, hasta que fuera el tiempo de dejarla ir a casa.

Ella estaba acurrucada en mi costado, mientras mirábamos una película.

La sentí reírse, por lo que baje la mirada para encontrarme con sus hermosos ojos azules.

— ¿Y qué pasa si, tengo que ir al baño?

— ¿Tienes que ir al baño?

—Nop.

—Entonces no te muevas.

Volvió a reír, en voz alta esta vez y era un sonido que me hacía sentir importante, por lo que tuve que cortar su risa cuando la besé. Y se sentía tan bien, tan correcto que no quería dejar de hacerlo.

— ¿Por qué fue eso? —me cuestiono con una dulce sonrisa.

—Ahora resulta que, ¿si un novio quiere besar a su novia, tiene que tener una razón?

— ¿Novio? —se rio. Fruncí el ceño. —No pongas esa cara, simplemente para mí, todo es un poco raro y loco aun, deja que me acostumbre.

—Apúrate a acostumbrarte entonces —señale, luego empecé a hacerle cosquillas. Me detuve abruptamente cuando la falda de su vestido se subió a centímetros de llegar a su cadera. Pensarán que estaba entusiasmado con la vista, al contrario, lo que vi rompió mi corazón y me aterrorizo al mismo tiempo.

— ¿Qué pasa? —pregunto aun jadeando. — ¿Por qué tienes esa cara?

—Siguiendo la dirección de mi mirada, se dio cuenta de lo que veía, inmediatamente coloco la falda en su lugar.

Con la voz un poco aturdida pregunte:

— ¿Por qué tienes una herida que luce bastante reciente?

La parte superior de su muslo tenía muchas, muchísimas marcas como las de su brazo, pero de alguna manera estás eran mucho peor. Se notaba que en su tiempo fueron bastante profundas y debieron tomar tiempo considerable en sanar, solo de imaginar que ella necesitaba sentir esa clase dolor, oprimía mi corazón. Pero lo peor de todo es que había una muy notable herida, que parecía haber sido hecha hace no más de una semana.

—No es lo que piensas —se apresuró a decir.

— ¿Y qué es lo que pienso?

—Piensas que yo la hice.

— ¿No es así?

—Claro que no. Fue un accidente.

— ¿Qué pasó?

—No importa, ya paso —desvió la mirada hacia la puerta.

—Allison, mírame —le ordene, tal vez un poco fuerte, pero esta situación me tenía muy nervioso. Me miro. — ¿Qué te paso en el muslo?

—Ya te lo dije, fue un accidente —sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas y, estoy bastante seguro que los míos también.

Me acerque a ella y tome su cara con mis manos.

—Ally, mi amor, por favor dime que no fuiste tú, pero dímelo mirándome a los ojos.

Las lágrimas empezaron a caer y esa fue toda la respuesta que necesite.

La abrace fuertemente contra mi pecho, mientras mi corazón se rompía un poco más.

—Lo siento —murmuró entre sollozos.

— ¿Por qué, bebé? ¿Por qué lo hiciste?

*****

Lloró un poco más de media hora.

Más de media hora también llevaba sentada en mi regazo en total silencio con mis brazos a su alrededor. Pero necesitaba saber.

— ¿Por qué? —cuestione suavemente.

Suspiró.

—Fue un momento de debilidad —dijo en voz baja. La hice mirarme a los ojos. El jueves pasado fue el aniversario de mi abuelita. Sé que no es justificación pero mis emociones estaban jugando con mi cabeza y solo sucedió.

—Eso no es algo que solo sucede, me dijiste que tenías dos años de no hacer esto. Me mentiste.

— ¡No! Claro que no, eso fue verdad. Esta fue la primera vez en dos años que lo he hecho.

—Y será la última —dije firmemente mientras la bajaba de mi regazo y me levantaba. —No volverás a hacerlo, yo me encargare de eso, aunque tenga que vigilarte casi hasta el punto del acoso. ¿Te das cuenta que rompiste tu promesa? Ahora las mariposas que te tatuaste perdieron su valor.

Empezó a llorar de nuevo.

—Lo sé y me arrepiento. No lo volveré hacer, lo prometo.

Me arrodille frente a ella y tome sus manos.

—Tu pelea con Melanie, tuvo que ver con esto, ¿cierto?

Solo asintió.

—No hagas de nuevo. Te quiero lo sabes, como amiga y ahora como mi novia, por lo que te lastimas a ti misma y me lastimas a mí. Si vuelves a sentir la necesidad de hacerlo, dímelo y yo haré todo lo que este a mi alcance para ayudarte a superarlo. Tienes mi promesa de que siempre estaré para todo lo que necesites. Solo tienes que confiar en mí.

—Está bien —sonrió débilmente. —No estoy deprimida o algo por el estilo, solo estoy arrepentida por haberlo hecho y también porque siento que te defraude y eso duele.

—Me lastimaste, pero estamos bien. Vamos a superar esto juntos.

Coloque mi frente contra la suya y la mire directo a los ojos.

—Solo por si las dudas, yo también te quiero —anuncio sonriendo ampliamente. Sin poder evitarlo la bese.

Pero fuimos interrumpidos demasiado pronto por el sonido de su teléfono.

—Lo siento, debe ser papá.

Le alcance su bolso, pero cuando vio la pantalla frunció el ceño.

—Es un número desconocido —iba a decirle que no respondiera cuando ya tenía el teléfono contra la oreja. — ¿Diga? Si soy yo —luego de decir esto todo el color desapareció de su cara y sus manos empezaron a temblar.


*********************

¡Hola mis amores!

Ya estoy de vuelta. <3

Espero que aún les guste mi novela.

 

Mi Corazón en PalabrasWhere stories live. Discover now