Travesuras de Cama

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Apenas y le dio tiempo de dejar en el teléfono donde le encontró, Max sintió la puerta que se abría y Jack entró algo distraído buscándolo.

—¡Max! Necesito...mi dosis.

—¡Dios! ¡Cierto! Perdona, lo había olvidado —Max revisó en un pequeño bolso de mano deportivo que estaba cerca de la cama hasta que encontró el tratamiento de Jack.

En eso Jack notó que había dejado el móvil sobre la cama. No lo revisó sino que simplemente lo tomó y se lo puso en el bolsillo de atrás de su jeans. Max observó esto de reojo, estaba atento a cualquier posible sospecha de que le hubieran revisado su móvil pero no fue así, lo que lo hizo suspirar con alivio.

—Si quieres vamos a la cocina, te buscaré un vaso de agua para que te tomes el tratamiento.

Jack le siguió. Abajo estaban los chicos jugando, los adultos conversando y la mayoría estaba pasándola bien. Max estaba feliz de poder presentarle a Jack a su familia y veía que dentro de todo parecía disfrutarlo. Aunque no podía sacar de su cabeza lo que hacía pocos minutos leyó en el mensaje. Había muchas cosas de Jack que desconocía, él seguía siendo absolutamente reservado con su vida personal. Al parecer tenía un lío amoroso con una tal "J". Le dolía también un poco el hecho que estuviera engañando a Astrid, en cierto modo se habían hecho buenos amigos y le había tomado cariño a la pelirroja con todo y su loca manera de ser, al punto que ella muchas veces entraba y salía del departamento con las llaves de algunos de ellos, se quedaba allí durmiendo algunas noches con Jack y en todas sus locuras ella siempre estaba allí con él cuidándole, regañándolo o mimándolo...evidentemente lo quería. Pensar entonces que Jack estaba con alguien más engañándola le resultó hasta un poco chocante el asunto.

Le dio el vaso de agua y este tomó su medicación. Los gemelos jalaron a Jack para mostrarle algo y Max se quedó en la cocina. Su madre observó la escena y aprovechó para hablar con su hijo a solas de algo que le preocupaba.

—Max ¿Qué le ocurrió a Jack? —Su madre se acercó a preguntarle mientras observaba al chico rubio en la sala entretenido con los niños.

—¡Ma! Yo te dije que había tenido un accidente en el baño, por eso el yeso —Max comenzó a inquietarse ya que conocía bien a su madre y sus "Aires detectivescos" cuando algo se le metía en la cabeza.

—Sí, pero nunca me dijiste qué clase de accidente tuvo. Si me vas a venir a decir que resbaló en la ducha te advierto que no me voy a tragar ese cuento...

—¡Bueno yo no me baño con él! ¡Sólo lo saqué del baño y lo llevé al hospital! Tampoco me ha confesado de qué manera se baña... —Max Disimuló con humor. Pero sabía que eso no la iba a convencer.

—¡Max! ¡No te vengas hacer el idiota conmigo! Es un buen muchacho, se ve que es muy noble y educado, y se ha portado muy bien contigo, espero de verdad que no te estés pasando de la raya con él...

—¿Insinúas que YO le hice eso?

—¡Le rompiste una pierna a tu primo Benny, lo recuerdas?

—¡Ma! ¡Eso fue un accidente!

—¿Accidente? ¡Lo lanzaste del techo!

—¡Ma! ¡Estábamos jugando! Si, fue una broma que salió mal ¡Pero tenía diecisiete años! Oye... está bien, a veces me paso un poco y si bromeo con Jack, pero te juro que está vez no fui yo...

—¡Max!

—¡Te lo juro! No tuve nada que ver. Creo que aún estaba algo ebrio, no sé, lo trajeron muy borracho durante la noche y yo lo puse a dormir en su cuarto. En la mañana me despertó un ruido fuerte en el baño y estaba así, lo único que pude hacer fue llevarlo a emergencias.

El día que me atreva a decirte que TE AMO (¡Disponible el TOMO 1 en Físico!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora