¡Hola! ¡Soy Jack!

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Si algo le causaba daño a Jack era el temor de defraudar a la gente que quería. No era que le gustara mentir, pero se había vuelto la única forma de relacionarse con las personas. Él no amaba a Gabriel Miller, pero tampoco quería perderlo. Cuando lo miró a los ojos en ese momento entendió que le había roto el corazón, lo había decepcionado terriblemente. No sabía qué decirle, así que desde lo más profundo de su corazón solo pudo decirle que lo sentía...

—Lo siento...

—¿Lo sientes? ¿En serio Jack? ¿Eso es lo que me vas a decir? Dime qué sientes más: ¿Tus mentiras? ¿Qué seas un adicto fuera de control? ¿Qué no te importe ni tu propia vida? ¡Por Dios, Jack! ¡Pudiste haber muerto! ¡Todo por irte con ese tipo a beber! Y luego solo te dejó aquí tirado y se fue a clases como si nada...¡No sé ni cómo te encontré con pulso cuando llegué aquí!

—¡No lo metas en esto Gabriel! Él no sabe nada, No sabe nada de mí, ni de mis problemas. Él solo...pensó que estaba pasando la borrachera...no sé. Fue mi culpa, YO fui quien decidí ir a embriagarme, consumí cocaína y ya tenía encima una dosis doble de Rivo... ¡Lo hice porque quise, él no tiene nada que ver!

Miller simplemente no podía escuchar más. No podía soportarlo. Se levantó y tomando su maletín salió de la habitación. Max estaba sentado en el sofá de la sala tratando de asimilar todo lo que había pasado. ¿Qué le había sucedido a Jack? ¿Cómo sabía Miller lo que estaba pasando? ¿Qué tiene que ver él con su amigo? Tenía el vaso de agua frente a él. En eso vio a Miller notablemente molesto salir de la habitación. Antes de salir, sin voltear siquiera a mirarlo, Miller le dijo:

—Llévalo al hospital.

Max entró a la habitación con el vaso de agua y se lo ofreció a Jack quien había logrado incorporarse y estaba sentado a la orilla de su cama.

—¿Podrías explicarme qué paso? Porque sinceramente no entiendo nada de lo que ha sucedido. No entiendo porque casi mueres aquí en mis narices, ni porque el Profesor Miller hizo lo que hizo. ¡Jack! ¡Te deje aquí solo! ¡Y te hubiera encontrado muerto sin saber qué te ocurrió! ¡Y siento que todo esto es mi culpa!

—No, Max, no te culpes. Nada de lo que pasó es tu culpa.

—¿Entonces qué pasó en realidad? ¿Y qué tiene que ver el Profesor Miller contigo?

Jack bajó la mirada. Definitivamente no podía mirar a la cara Max después de todo lo que pasó. Confesarle que era un adicto, no, de ninguna manera lo haría...y que el Profesor Gabriel Miller era su amante estaba más que descartado. Tenía que responderle a Max de alguna manera que no descubriera quien es realmente.

—Max...hay algunas cosas que no te he dicho de mí.

—Pues hoy es un buen día para que lo hagas...—Max estaba verdaderamente preocupado y confuso en ese instante.

—Lo que sucede es que yo...bueno...resulta que...El Profesor Miller es...mi Psiquiatra.

—¿Psiquiatra? ¿Por qué necesitarías tú un Psiquiatra?

Inevitablemente Jack tendría que revelarle algunas cosas de su vida a Max, y quizás era tiempo de hacerlo, aunque fuera solo una parte.

—Max, estoy en tratamiento por Depresión Severa y tomo algunas drogas, que no debería haber mezclado con alcohol...y ya fue más que evidente el "por qué no debo hacerlo".

Max se llevó las manos a la cabeza del asombro. Simplemente le era difícil aceptar que su amigo tuviera ese tipo de problemas.

—Pero Jack...no entiendo. Osea, tú... ¿Por qué sufrirías de Depresión? Tienes dinero, te va excelente en la universidad, tienes gente que te quiere y puedes tener casi todo lo que quieras, tu futuro está prácticamente asegurado.

El día que me atreva a decirte que TE AMO (¡Disponible el TOMO 1 en Físico!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora