17. Un último beso

3.2K 185 28
                                    

Una chica perdidamente enamorada, que no podía perder la oportunidad de darle un beso a su mujer. Un último beso, con ello se conformaría.

Chiara abrió los ojos y finalmente respondió:

"Aquí" -se señaló los labios.

Violeta se acercó y le dio al fin ese beso en la boca que ambas tanto anhelaban. Fue un beso extremadamente lento y extremadamente dulce.

A Chiara le recordó al beso de la gala de IKAG. Violeta abrió la boca con la misma amplitud. Pero era el beso dado a cámara lenta, tal y como sus fans lo veían ralentizado a x0,25 en Twitter. Bueno, y ella también lo veía. ¿A quién pretendes engañar, Chiara?

Una vez separadas, se escucharon pasos aproximarse a un ritmo acelerado.

-¡Aquí estás! Por fin te encuentro, ¿cómo estás, mi amor? -Ruslana se sentó en el reposabrazos del sofá y abrazó a Chiara- me tenías súper preocupada. A ver, qué tal esa boca pequeña padawan.

Ruslana le giró la cara y la exploraba con un poco de rudeza, acorde a su personalidad, Chiara se aquejaba. Violeta sintió que empezaba a sobrar.

Empezaron a llegar el resto de otitos, alborotando el ambiente tranquilo e íntimo que había en esa habitación:

Naiara: ¿Pero qué coño has hecho, alma de cántaro?

Juanjo: Le teníamos que haber pegado dos puñetazos más, hijo de -Martin le cerró la boca-

Martin: ¿Hay que poner puntos?

Paul: Los otros chavales eran buena gente.

Lucas: Sho shegué más tarde y me perdí la mitad del contexto y de repente la kiki estaba pegándole al wacho.

Todos terminaron dentro de esa habitación. Cada loco con su tema.

Violeta desconectó de todas esas conversaciones, centradas únicamente en la morena, y aprovechó la desatención del entorno para salir fuera del recinto. Necesitaba respirar aire fresco.

Chiara estaba empezando a ser aturdida por la presión de una conversación masiva.

Ruslana decía mientras le continuaba explorando la cara: Es de primero de autodefensa saber protegerse la cara, amiga. Necesitas clases de judo.

Bea: No, por favor. Stop violencia física.

Álvaro: Yo una vez ligué con un entrenador de esos.

Naiara: ¿Cómo de guapo y cómo de gay era del 1 al 10?

Alex: A Chiara habrá que ponerle entrenadora.

Martin: Alex, va a dar clases, no a ligar.

Alex: Bueno, esa es tu opinión. 

La conversación empezó a dejar el cuerpo de Chiara a un lado, que pudo escaparse sin ser vista por sus compañeros, en busca de Violeta.

Supo inmediatamente dónde había ido, así que salió hacia el exterior. Y ahí estaba, sentada en el bordillo de la acera, alejada de la multitud.

Chiara se sentó a su lado sin ser vista, Violeta seguía con la mirada perdida.

Chiara: Lo malo del centro Madrid es que apenas pueden verse las estrellas.

Violeta giró inmediatamente la cara hacia la voz que acababa de oír, sonrió con amor, y se atrevió a continuar la conversación:

V: Eso en Motril no pasaría.

C: Ni en Menorca.

V: Si no lo veo, no lo creo -le guiñó un ojo-.

C: Pues tendrás que venir a comprobarlo -le respondió con cara de victoria-. Imagínate la poca contaminación lumínica que tiene la isla. Poder ir a ver las estrellas a la playa es maravilloso.

V: ¿La carretera de Menorca no daría problemas para ir a la playa?

Chiara sonrió: Tranquila, conozco las calles. Yo conduzco.

Violeta: Ahora siento que serían todavía mayores los problemas -abrió los ojos, haciéndose la asustada-.

Chiara: La kivineta is a safe place, honey.

La sonrisa de ambas fue interrumpida por Chiara, que quería darle mayor seriedad a la conversación.

Chiara: Oye... ¿estás bien? No me ha gustado lo que has dicho de la felicidad.

Violeta, que se había puesto seria, agachó la mirada y empezó a sonreír de nuevo, expulsando algo de aire por las fosas nasales, transmitiéndole a Chiara que iba a decir algo que tenía más que meditado. Violeta volvió a levantar la cabeza para hacer contacto visual:

V: Me he enamorado de ti, Chiara. Sé que no es el lugar ni el momento para decirlo, pero me he enamorado de ti.

Chiara tragó saliva. Wtf?, pensaba. Violeta continuó:

V: Se acabó todo con Julieta. Te mentí. Lo dejé con ella. -Chiara frunció el ceño-. Pero cuando la dejé, empezó a decir unas cosas muy feas sobre mí. Decía que era insoportable, que era un fracaso...

Chiara empezó a apretar la mandíbula. Sentía como la sangre de sus venas empezaba a fluctuar más rápido, y cómo la rabia se apoderaba de su cuerpo. Se relamía los labios y los sellaba, como gestos de autocontrol. No quería que Violeta dejara de expresarse por ver lo que estaba generándole esa conversación. La pelirroja seguía desahogándose:

V: Me decía que...Que le haría mal a cualquier persona que se acercara a mí.

C: El puñetazo de antes va a ser de aficionado comparado a cuándo la vea -no tuvo más autocontrol. Empezó a apretar el puño-.

Violeta le agarró la mano, tratando de calmarla: lo cierto es que creo que tiene razón, Chiara. Desde que he salido no he hecho más que volverte loca. Un día sí, otro día no. Otro día te beso, otro día no te miro. Esta inestabilidad emocional no es propia de mí, y lo cierto es que te la estás comiendo entera tú solita.

Chiara miraba las manos de Violeta sellando la suya. Volvió a conectar la mirada con ella: Vivi, es que lo que hemos vivido no es propio de nadie. Sólo quienes hemos estado encerrados lo sabemos. Deberías ir a terapia, estoy segura de que te haría bien.

V: Tienes razón. Quiero hacerlo, pero nunca encuentro el momento.

C: Siempre es buen momento para ir a terapia.

Violeta le sonrió amablemente. Continuó:

V: Lo cierto es que verte con Ruslana... fue saber que te perdía. Sois tan maravillosas juntas. Pero veros me destruyó el alma. No dormí nada en toda la noche. Y finalmente llegué a la conclusión que necesitaba.

Chiara arqueó una ceja: Sorpréndeme.

Violeta: Voy a luchar por ti. No pienso dejarte escapar.

Chiara levantó la ceja que le faltaba, pasando de una expresión de expectación a incredulidad.

V: Voy a hacer lo necesario para recuperarte. Se acabó el juego. Voy a darte mi mejor versión. Porque tú me haces mi mejor versión. Y si después de transmitirte que estoy enamorada, que... que estoy perdidamente enamorada -enfatizó-, aún piensas que Ruslana es la opción correcta, te dejaré ir.

Pero mientras haya una esperanza, por ínfima que sea, merece la pena intentarlo -sentenció la pelirroja-.

Everyone is looking her - KIVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora