Duodécimo

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chicas, os quiero mucho, todos los comentarios bonitos que me haceis me llenan el corazón <3<3

...

    Las dos horas en el coche de camino a Magallón han sido las más lentas de su vida. Como todos los puentes desde que se mudó a Madrid, ha huido despavoridamente de la ciudad, este último, con más razón que normalmente.

    Siguen repitiéndose en su mente los acontecimientos de la noche anterior, la soledad del coche impidiéndole encontrar entretenimiento en ningún otro sitio que no sea su propia cabeza. ¿Debería haber aceptado? No. Nunca se habría perdonado a sí mismo aprovecharse de la situación de esa manera.

    Sin embargo, podrían haber dormido juntos, sin más. Hablar a la mañana siguiente, ser capaz de mirarlo a los ojos... Pero todo eso es un hipotético que no hace nada más que impedirle aceptar la realidad: se echó para atrás, como siempre, y ha perdido su oportunidad.

    La charla con Álvaro por la mañana no tuvo otro propósito más que inundarle de dudas. Él ya sabe que sus amigos le quieren y se preocupan por él, de la misma manera en la que Juanjo lo daría todo por ellos. Pero eso, por alguna razón, no evita que se avergüence de las cosas que, realmente, todo el mundo ya sabe sobre él.

    Cuando llega a Magallón, ya son las nueve de la noche, ha oscurecido hace rato, pero tiene el camino grabado a fuego en la mente, así que eso no le impide aparcar en la puerta de su casa rápidamente. Los coches de sus padres están también en la entrada, la luz de la cocina encendida, sabe que llevan esperándolo toda la tarde.

    Una parte de él se siente mal por haber ignorado a su familia el último mes, normalmente, nunca pasa más de dos semanas sin volver a Zaragoza. Se estaba quedando sin excusas para su madre, decirle que no podía ir al pueblo porque estaba demasiado ocupado invirtiendo cada segundo de su tiempo libre en un chico no es una opción factible. Preferiría ahorrarse esa conversación.

    Abre el maletero de su coche, cogiendo la mochila que había preparado para pasar el finde y entrando por la puerta de su casa, dispuesto a utilizar el puente para encontrar respuesta a las miles de preguntas que se enroscan en su cabeza.

...

    "Denna, de verdad que yo..." Juanjo da una patada a una piedra del camino, haciendo una pausa, mientras oye la respiración de su amiga a través del teléfono. "Iba a venir de todas formas a Magallón, que si no mis padres me iban a matar."

    "Bueno, amor, podrías haber avisado, ¿cuándo vuelves?" Pregunta ella, Juanjo puede oír la preocupación en su voz. No es un secreto para ninguno de sus amigos que cuando vuelve al pueblo, normalmente está intentando que no le vean tocar fondo.

    "Pues, no se, mañana, creo." Juanjo da un suspiro. Había salido de fiesta un martes, aprovechando el festivo de Todos los Santos al día siguiente, así que ya llevaba dos días en Magallón. Tres sin hablar con Martin. "No tengo clases con los niños por la mañana, así que volveré por la tarde noche a Madrid. Quería aprovechar el domingo para estudiar o algo..."

    "¡Pues quedamos tú y yo!" Le interrumpe Denna.

    "¿A estudiar?" Se burla Juanjo, su amiga ya ha terminado el curso de arte dramático que hacía, y ahora se dedica a bailar en la academia, la misma a la que pertenecen Martin y Ruslana.

    "No, hombre, no... Digo mañana, tomemos algo juntos por la noche, por favor." Juanjo gira la esquina, encontrando su casa de frente. Había salido a dar un paseo, en una excusa para buscar privacidad y poder llamar a su amiga.

to the stars and backWhere stories live. Discover now