Primero

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El metro no tiene ningún tipo de sentido, o al menos no uno que Martin pueda comprender, pero solo lleva dos semanas en Madrid, así que su falta de orientación no debería de sorprenderle. Bilbao se queda muy atrás de todo el caos que supone la capital.

Hay demasiada gente, demasiado calor para ser Septiembre y demasiado ruido. Pero es todo lo que siempre pensó que sería y más. Porque sí, Madrid le agota, pero los últimos días han sido como vivir en un sueño. Desde que cumplió los 12 años ha sabido que en cuanto pudiera se iría de Bilbao, fuera como fuese, necesitaba descubrir la capital, salir corriendo y vivir a su manera de una vez.

Bueno, a su manera del todo... No. Si fuera como él quiere de verdad, se dedicaría a bailar y punto, pero sus padres no le iban a dejar mudarse a ningún lado sin un plan más fiable que dar piruetas por un escenario. Así que ahora tiene que compaginar sus clases de baile en una academia por las tardes con una ingeniería ambiental por las mañanas. Todo ello maniobrando con la vida social que Madrid se merece.

Vale que no tiene ni un sólo minuto para respirar, pero merece tanto, tanto la pena. Es como si su mundo entero se hubiera multiplicado por cien. Todo es más importante, más intenso y más especial. También es mucho más difícil. La carrera sobre todo, principalmente porque no podría importarle menos. Es algo que escogió exclusivamente como justificación para poder mudarse, sin mucha consideración a qué iba realmente a estudiar. Su proceso de selección se basó en elegir algo que sonara serio (en la mente de sus padres una ingeniería es un equivalente a un trabajo) y no demasiado aburrido. Siempre ha sentido una conexión especial con la naturaleza, así que una ingeniería medioambiental sonaba como la opción más lógica.

Error. Fatídico, fatídico error.

No había tenido en cuenta que le iba a tocar estudiar de verdad. Y no es que Martin sea idiota, pero puede que Química y Física de primero de carrera vayan a ser su muerte. Una muerte lenta y dolorosa que además implica recoger sus maletas y volver a casa de sus padres.

Porque ellos ya le dejaron muy claro que tan sólo le pagarán el apartamento y las clases de baile si consigue aprobar todo. Es con ese pensamiento recurrente en la cabeza que por fin llega a su parada. Tras unos minutos de empujar para salir del metro y caminar los quince metros que le separan de su portal, abre la puerta de su apartamento. Enseguida oye los gritos de Chiara y Ruslana, sus dos compañeras de piso.

"¡Pero si ya les he prometido que podíamos hacer la pre aquí!" Chiara sale de la cocina, persiguiendo a Ruslana, que ignora la queja de su amiga y se gira para mirar a Martin. Este cierra la puerta y deja su tote bag en el suelo del salón.

"Dile a Kiki que no puede invitar a gente al piso cada vez que le dé la gana." La pelirroja le reclama, observando cómo Chiara cambia su expresión a un puchero. "Y no me mires así, que ya hiciste lo mismo la semana pasada con Salma y Violeta, y luego tuve que limpiar yo todo a la mañana siguiente."

Martin sabe perfectamente cómo va a terminar esta conversación. Ruslana no puede decirle que no a Kiki por mucho tiempo y acabará haciendo todo lo que le pida, incluida la limpieza al día siguiente.

Cuando se mudó con ellas, no fue totalmente consciente del ritmo de vida social que le iba a tocar mantener. Rus está en su misma academia de baile y se conocieron en las pruebas para entrar que Martin hizo en Mayo. Durante el verano habían mantenido el contacto e incluso había ido a visitarlo un finde a Bilbao. Así que cuando la ucraniana le escribió diciendo que su compañera de piso se había ido y ella y Chiara tenían una habitación libre, Martin no se pensó dos veces el irse a vivir con ellas.

En general, la convivencia estaba siendo mucho más fácil de lo esperado. Chiara es un desastre, pero Rus es tan organizada que se contrarrestan la una a la otra. Y, siendo sinceros, Martin tan sólo ha pasado dos semanas viviendo con ellas, pero siente que las conoce más que a alguno de sus amigos de toda la vida en Bilbao.

to the stars and backDove le storie prendono vita. Scoprilo ora