Segundo

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Martin siente como se para el tiempo durante unos segundos. El chico delante de él parece ni darse cuenta del efecto que está causando. Es literalmente perfecto, se sorprende a sí mismo pensando. El chico es alto, bastante más moreno que Martin, de ojos castaños enormes y una sonrisa enmarcada por labios rellenos. Sonrisa que dirige hacia Bea y Álvaro, sin ser consciente de la mirada de Martin fijada en él.

"Que puto calor hace aquí dentro, joder." dice, dejando abierta la puerta del balcón y apagando el cigarro en un cenicero que Martin no sabía que tenían en el piso. "Bueno, que, ¿empezamos con los cubatas o no?"

Un coro de síes siguen a la pregunta, pero Martin sigue demasiado ocupado intentando averiguar quién es el chico como procesar nada más. La manera en la que se lo come con los ojos no pasa desapercibida para Ruslana, que con una sonrisa le da un codazo, sacándolo de sus pensamientos.

En seguida, el chico se gira para mirar a Martin y Ruslana, todavía con una sonrisa en los labios. Mientras continúa quejándose del calor, se desabrocha un par de botones de la camisa que lleva. Joder.

"A vosotros no os conozco, ¿no?" cuestiona. "¿Sois los compañeros de piso de Kiki?"

"Ahí le has dado, yo soy Rus." la chica se levanta y le da dos besos. "¿Tu nombre era Juanjo?"

"Exacto, bombón." contesta Juanjo. Martin jamás se imaginó a sí mismo babeando por alguien llamado Juanjo, pero quién es él para juzgar el desarrollo de los acontecimientos. "¿Y tú, bigotes?"

Si el mundo fuera un poco más justo, Martin se habría dado cuenta de que Juanjo le estaba hablando a él y hubiera dicho algo ingenioso que habría marcado el comienzo de una fabulosa relación, un perro y dos hijos. Sin embargo, el mundo no es justo, así que lo que sale por la boca, tras lo que parecen 15 mortificantes minutos, es:

"¿Quién?¿Yo?¿Qué?"

La risa al unísono que llena el salón de su casa le sirve de prueba irrefutable del ridículo que acaba de hacer. Normalmente, no es una persona tan vergonzosa, pero no puede evitar la manera en la que sus mejillas enrojecen mientras baja la mirada al suelo. Ruslana le pasa un brazo por detrás de los hombros, indicando su apoyo. Si dejara de reírse sería más creíble, no puede evitar pensar.

"Este es nuestro pequeño Martin." acaba añadiendo Rus. "Pero no me vale juzgar al niño, que lleva seis horas de clase y tres de academia de baile encima. Las neuronas le dejan de funcionar a partir de las ocho de la tarde."

Martin agradece la defensa de Rus, aunque sabe perfectamente que su amiga es consciente de que es una excusa. Lo que acaba de pasar es una definición de gay panic en toda regla.

"¿Qué estudias?" pregunta Bea, dando un sorbo a su copa de vino.

"Ingeniería Ambiental" responde el vasco, intentando ignorar la mirada de Juanjo sobre él. "En la UPM."

"¡Como Juanji!" exclama Álvaro. "Bueno, la ingeniería digo."

"Eso iba a decir yo, me vas a comparar una ingeniería naval con ir por ahí organizando bosques o yo qué sé." ¿Auch? Juanjo suelta el comentario con una risa, pero Martin siente el menosprecio detrás de sus palabras. "Sin ofender, eh, Martín."

"Es sin tilde."

"¿Cómo?" cuestiona el chico. Hay un reto en la manera en lo que lo dice, pero Martin no es capaz de identificar el qué.

"Que es Martin, no Martín. Sin tilde." contesta, sin apartar la mirada del otro chico. Por primera vez desde que entró en la habitación, ésta se encuentra en silencio, oyendo el intercambio entre los dos. "Y hacemos algo más que organizar bosques, por cierto."

to the stars and backDonde viven las historias. Descúbrelo ahora