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Apreté mis brazos alrededor de su cuello, escondiendo mi rostro en el hueco del mismo mientras recostaba mi cabeza sobre uno de mis hombros. En respuesta, él apretó con sus manos mis muslos, los cuáles están alrededor de su cintura y yo reforcé mi agarre en la misma, procurando no caer a pesar de que sabía que él jamás dejaría que mi cuerpo tocara el suelo mientras estuviera consciente de sí mismo. 

— ¿Cuándo llegaremos a la casa? Maldita sea — una voz masculina interrumpió mi ensoñación, y levemente me volví hacia la misma. Era Hee-Rak, otra vez quejándose. Noté como Tae-Man soltaba a Soon-Yi dejando escapar un suspiro, fruncí el entrecejo al no recordar en qué momento la había cargado. 

Al contrario de lo que pensé, Jang-Soo solo apretó su agarre en mis muslos y me levantó un poco, ajustándose. Gemí cuando mi cabeza sintió una punzada por el movimiento. 

— Jang-Soo, no lo hagas… — jadeé, él pareció entender y se quedó quieto, aunque un poco preocupado. 

Por mi parte volví a bloquear mis oídos con los auriculares y traté de no concentrarme en la discusión que sucedía a mi alrededor. Hasta que sentí como el cuerpo de mi novio empezaba a moverse y levanté la mirada. Ahí fue cuando ví la casa. Un peso en mi corazón pareció asentarse, mientras en mi cabeza aún seguía vigente la preocupación ante el inminente peligro que estaba al acecho. 

¿Estábamos a salvo por el momento? Probablemente sí. 

¿Nos duraría la felicidad? Probablemente no.  

Tendremos que movernos y alimentarnos, así como también defendernos, es obvio que de alguna manera algo saldrá fuera de los planes. 

— Hay una habitación, hagamos que las chicas se recuesten. — ante sus palabras, logré negar con la cabeza. So-Yeon está mucho más grave que yo, dejenle la cama a ella. 

— Estoy bien. — mentira. — So-Yeon tiene una herida abierta y está desangrándose, dejen que ella se acueste. Yo estaré bien. — intenté rechistar, pero sin prestar atención a mis palabras, Jang-Soo me llevó junto a las chicas en dirección a la dichosa habitación. En esa habitación, So-Yoon y Yeon-Joo acostaron con delicadeza a So-Yeon.

Jang-Soo se detuvo y me dejó en el suelo con suavidad, luego se acercó a un lado de la cama en dónde yacía So-Yeon sacando otra, solo que en comparación, era plegable y un poco más rígida. Posteriormente la abrió y acomodó, tomó una de las almohadas y la colocó en la parte superior de la misma. Después de esto, se acercó a mí y me agarró por la cintura, acostándome en la cama plegable y despejando cabellos sueltos de mi rostro, los cuales se habían escapado y se habían pegado al mismo producto del sudor. Lo miré entrecerrando los ojos. Jo Jang-Soo…  

— Quédate con las chicas, iré a averiguar cómo está la zona y vendré en un rato. Quédate aquí, no te levantes, aunque lo niegues sé que te duele la cabeza y tienes mareos. — afirmó sin darme tiempo de rechistar, dejando un para nada disimulado beso en mi frente y levantándose, yo me sonrojé y cerré los ojos ignorando la mirada de Tae-Man sobre mi cuerpo. 

Y decían que los coreanos no demostraban amor en público, aquí tengo yo a un novio que se encarga de demostrarle al mundo coreano que ese hecho no aplica para todos. 

— Tiene fiebre alta. Encuentra un poco de agua limpia y un paño para cubrir su herida.  — afirmó Yeon-Joo refiriéndose a So-Yeon, recibiendo respuesta inmediata por parte de So-Yoon y Chi-Yeol. — Además, trata de encontrar medicamentos para la fiebre o antisépticos, así como también medicamentos que puedan servir para los dolores. — reafirmó tocando mi frente, y viéndome a los ojos, para después voltear rápidamente hacia Jang-Soo. 

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⏰ Última actualización: May 10 ⏰

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𝗤𝗨𝗜𝗘𝗧 • 𝗗𝗨𝗧𝗬 𝗔𝗙𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗖𝗛𝗢𝗢𝗟.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora