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Horas más tarde de aquel tan descabellado suceso, todos nos hallábamos reunidos en uno de los cuarteles de manera clandestina, puesto que estaba completamente prohibido que las chicas estuvieran en los cuarteles masculinos y que los chicos estuvie...

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Horas más tarde de aquel tan descabellado suceso, todos nos hallábamos reunidos en uno de los cuarteles de manera clandestina, puesto que estaba completamente prohibido que las chicas estuvieran en los cuarteles masculinos y que los chicos estuvieran en los cuarteles femeninos, pero eso no les importó.

No cuando se trata de encontrar una forma de salir de ésta situación.

Todos estábamos sentados en el medio, luego de ubicar unos contra otros los pupitres que conformaban la habitación.

Yo estoy sentada justo entre Yeon-Joo y Woo-Taek, tratando de hacerme más pequeña conforme pasan los minutos. Sin embargo, pronto la presencia de mi novio me tranquiliza, pues logro sentir su aroma llegar a mis fosas nasales desde mi espalda.

Quédate ahí por favor. Quisiera gritarle... Pero no puedo.

Volteé con suavidad queriendo ver su rostro, notando la seriedad que este mantenía, su mirada estaba sobre mi cuerpo mientras tenía los brazos cruzados sobre el pecho, denotando que la situación lo estaba haciendo descontrolar. Él pareció notar mi mirada porque bajó la suya, acercándose hasta colocar sus manos en mis hombros y dar un apretón, calmando un poco la tensión que sentía en los mismos. No hace falta recalcar que el miedo y el enojo me estaban carcomiendo, sobre todo luego de escuchar como mi novio se ofrecia como voluntario para salir a explorar la situación exterior y asumir el riesgo del castigo en caso de que se diera uno.

Suspiré.

El silencio pesaba en la habitación, apenas roto por el susurro de Bo-Ra y su sugerencia previa al mismo. Chi-Yeol, sobresaltado por escuchar su nombre saliendo de los labios de la pelinegra, se encontró atrapado en un dilema.

Pobrecito.

— Tu casa es la más cercana, es el lugar más fácil de revisar y confirmar —  explicó Bo-Ra, sus palabras golpeando la tela de la tensión que flotaba en la habitación.

Si no estuviera en desacuerdo con lo que intentaban hacer, podría haber sentido cierta lógica en sus palabras. Pero no podía despojarme de la desazón que me invadía en ese momento.

El desespero de no saber qué estaba pasando realmente allí afuera, la sensación de que los adultos nos subestimaban, viéndonos como criaturas inmaduras incapaces de enfrentar situaciones delicadas debido a nuestra corta edad.

Aunque sabía bien que algunos podrían no estar preparados, rechazaba esa generalización. Esa es la razón que desencadenaba lo que estaban sintiendo cada uno de los presentes. Eso generaba la impotencia.

El miedo me estaba atenazando.

La certeza de un posible desenlace negativo me embargaba.

— Chi-Yeol vendrá conmigo — la voz de mi novio me arrancó de mis pensamientos. Me volví en silencio en su dirección, negando con la mirada, pero decidí guardar silencio cuando su mirada decidida cayó sobre mí. No sabía cómo reaccionarían ante mi negativa.

𝗤𝗨𝗜𝗘𝗧 • 𝗗𝗨𝗧𝗬 𝗔𝗙𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗖𝗛𝗢𝗢𝗟.Where stories live. Discover now