En dónde Su-Zu, una adolescente de 17 años que sufre día tras día con sus inseguridades y traumas, deberá enfrentarse a aquellos que le habían estado causando pesadillas en días pasados.
"No importan si las esferas caen o si se está acabando el mun...
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Habiendo pasado alrededor de treinta minutos, guardé mis lápices y borradores soltando un sonoro suspiro al haber completado los pocos ejercicios que me quedaban en matemáticas, procediendo a revisar cada uno de ellos para así tratar de encontrar algún error, a la misma ves que veía si los gráficos y las letras de las ecuaciones estaban en el orden correcto. E incluso revisé si las líneas estaban bien rectas o si tenían alguna que otra curva, debido a que sabía cómo mis manos aveces me engañaban y la regla se movía, logrando que muchas veces mi perfeccionismo me llevase a rehacer absolutamente toda la tarea.
Me trasnochaba y lloraba porque pensaba que ni una línea podía hacer bien, pero al final las tareas me salían perfectas y eso era como una especie de compensación para mí.
Cuando noté que no había cometido errores a la hora de realizarlos pude respirar con tranquilidad y cerrar mi cuaderno sintiéndome satisfecha, para después acomodar mis útiles en perfecto orden mientras me levantaba de mi lugar, tratando de no hacer mucho ruido para no desconcentrar a las demás chicas.
Miré a Yoo-Jeong sintiéndome en la necesidad de avisarle que me levantaría y que me iría a mi lugar, pero mi nerviosismo hizo acto de presencia y me impidió hablarle, alegando que probablemente si la llamaba mi voz se escucharía por todo el salón y así tendría la atención de las demás sobre mí, por lo que la única opción rentable que ví fue escribir en un memo y pegar el mismo en su mano izquierda.
Y eso hice.
“Me iré a mi cama ya que terminé con mi tarea.
— Su-Zu.”
¿Habrá sido demasiado seco?
No sé cómo hablarle ya que no le tengo la suficiente confianza y tampoco quiero dar explicaciones de más.
Así está bien por ahora, solo dale el memo.
Coloqué con suavidad el pequeño papelito violeta sobre su mano provocando un ligero sobresalto en la misma, sin embargo solo me incliné en su dirección cuando levantó la mirada a mi rostro y me alejé rápidamente en dirección a mi lugar.
— ¡Oh! Su-Zu, ¿Ya terminaste? ¡Eres muy veloz! — aseguró con sorpresa Soon-Yi, viéndome guardar mi cuaderno y demás útiles con sus ojitos llenos de brillo.
Sonreí por instinto pensando en si debería o no tomar sus palabras como halagos, pues se sentía bien que me hablaran de manera tan casual, pero con la misma velocidad con la que llegaron los pensamientos positivos también llegaron los pensamientos negativos.
¿Porqué debería tomarme eso como un halago? ¡Seguramente te está diciendo eso porque quiere que le ayudes a hacer la tarea! Tu presencia no es importante para ellos así que ni te ilusiones.
